La caja negra

El empresario José Moya adquiere edificios históricos del centro

  • Preside el nuevo Grupo Álea, que busca proyectos de inversión con posibles aliados andaluces y de fuera de España. Ha comprado el edificio de Aníbal González en al calle Alfonso XII. 

El edificio de Aníbal González de la calle Alfonso XII

El edificio de Aníbal González de la calle Alfonso XII / José Ángel García (Sevilla)

EN Sevilla lo más cómodo es quedarse quieto, no hacer nada, alejarse de cualquier iniciativa que suponga un riesgo, sobre todo cuando se tienen los riñones cubiertos y todo el día por delante para ver pasar la vida desde las cristaleras de un club con derecho a prensa escrita de pescuezo. José Moya Sanabria, el hijo de un maestro de abogados como don Juan Moya García, se ha metido ahora a pilotar el Grupo Álea, que es una nueva compañía inversora con logotipo del laureado diseñador Manuel Estrada, un profesional que tiene claro que “el problema de España es que no nos creemos a nosotros mismos”.

Moya sigue siendo el presidente de Persán, aunque ya sin funciones ejecutivas. En la célebre fábrica de productos químicos es una suerte de jefe de Estado. Reina pero no gobierna. Este Moya no emplea las horas en jugar al golf, fardar de las sastrerías de Londres o demostrar su sapiencia sobre los restaurantes más chic de Madrid, tal como te pegan la paliza algunos a la mínima oportunidad. Le gusta estar al día de las cosas de la Sevilla del centro, protegido tras el burladero de una concepción de la vida sencilla, donde la clave no está en disfrutar de muchos metros cuadrados, sino de los metros cuadrados exactos y precisos en los que el niño dio sus primeros pasos, de ese balcón que cada Martes Santo besa los mejores lirios, de esas vistas por las que en días de viento casi se cuela la palma de bronce del Giraldillo. Esos metros cuadrados que tienen el valor añadido del que carecen muchísimas de las propiedades de gran extensión donde este empresario podría practicar deporte sin salir de casa.

El empresario José Moya Sanabria El empresario José Moya Sanabria

El empresario José Moya Sanabria / Juan Carlos Muñoz (Sevilla)

Pepe es un alma inquieta. No para. Nunca ha parado. Con esta nueva compañía sigue abriendo frentes. Tras Persán y la ganadería del Parralejo, llega la hora de invertir en la compra de esos edificios fotografiados por los turistas y que los catálogos de inmobiliarias de alto nivel suelen definir como de “ubicación estratégica”. La última compra de la pujante Álea es la casa de la calle Alfonso XII, la del número 27, un precioso edificio modernista de Aníbal González, de cuando el arquitecto todavía no había puesto en marcha la producción regionalista por la que es mayoritariamente reconocido.

Esta casa es un trozo de París en Sevilla que, tal vez, sea poco conocido por los propios sevillanos. Álea rehabilitará el edificio para crear once apartamentos de entre una y dos habitaciones. En total son 923 metros cuadrados en un sitio inmejorable, con una fachada poco común en el caserío del centro, con derecho a ver cofradías y con acceso instantáneo tanto a la principal zona comercial del centro como a la salida hacia el Aljarafe.

Oriza sigue abierto

Álea ya compró el edificio completo del restaurante Oriza en la calle San Fernando. La última novedad es que el establecimiento hostelero continuará con su actividad varios años. El restaurante sigue abierto. Sólo cuando Oriza eche el cierre comenzará la obra para hacer apartamentos.

El Grupo Álea nace con vocación de invitar a capitales extranjeros a participar en otras inversiones. Aspira a combinar capitales andaluces y de fuera de España en proyectos patrimoniales e industriales. Alea ya tiene una experiencia de éxito con los apartamentos de la casa palacio de la calle Argote de Molina, número 30. Se trata de una casa del siglo XVIII que fue sometida a una importante rehabilitación.

Álea ha echado andar  con Moya como presidente. Los toros de El Parralejo disfrutan de los cielos de Zufre soñando embestidas en plazas importantes. Persán vive su particular transición desde que José Moya dejó la presidencia ejecutiva. La empresa está pilotada ahora por Antonio Somé, que ejerce de CEO, y los dos hijos de Pepe Moya y Concha Yoldi, Javier y Juan, que actúan como vicepresidentes.

Moya no emplea las horas en jugar al golf o en llevarle la vida al prójimo. No te pega la brasa hablando de barcos, el servicio doméstico o el último intento de un político por colarse en la fábrica de detergentes para lograr una foto durante la campaña electoral. Álea es el último instrumento para hacer cosas productivas. El nombre del grupo evoca ineludiblemente a la locución latina Alea jacta est. Esa suerte a la que siempre retan los empresarios vocacionales. Cualquier neocateto te explicaría este nuevo proyecto inversor con términos forzados en inglés y teorías sobre la diversificación del negocio. A Pepe le preguntan por sus asuntos y procura zafarse con un movimiento de cabeza y una referencia al Betis o las cofradías, según el interlocutor del que se trate.

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