La Caja Negra
¿Bancos o lápidas en la Plaza Nueva de Sevilla?
Sevilla/No hay mañana sin el anuncio de un nuevo hotel en la ciudad que hiperdepende del turismo. La Avenida de la Constitución muda por tercera vez de piel en los últimos 25 años. Muchos cambios en el perfil principal de sus negocios, pero sigue sin sombra desde que la obra de construcción del tranvía, que terminó con el tráfico rodado que generaba una polución que ennegrecía la Catedral, acabó con los árboles de grandes copas. ¡Desde 2007 padeciendo una Avenida sin sombra! Ni Alfredo Sánchez Monteseirín, que se hartó de promover reformas; ni Zoido, que teóricamente tuvo en Sevilla más poder que Felipe en España en 1982, ni Juan Espadas, que colocó hace cinco años unos arbolitos tan pequeños que la guasa no se hizo esperar: la sombra mínima. En realidad eran topes de seguridad en los tiempos de atentados con vehículos a toda velocidad por cascos urbanos.
De concentrar las principales entidades bancarias a comienzos del siglo XXI, por lo que la Avenida fue referida entonces por algunos pretenciosos como el corazón económico-financiero de la ciudad, a ser una suerte de milla de oro del café cuando la crisis económica de 2008 dejó cerradas muchas sucursales. Ahora entran con fuerza los establecimientos hoteleros en un contexto de verdadera fiebre de este sector en Sevilla, un fenómeno impulsado por la recuperación del turismo tras la pandemia.
Cuando estalló la pandemia había 23 proyectos hoteleros en marcha, tramitados o iniciados, y ninguno se ha detenido, lo que confirma que el interés inversor por la capital no ha decaído. Se trata, de entrada, de una buena noticia al margen de polémicas como los efectos (reales) de la denominada turistificación. En lo que va de 2022, Sevilla ha sumado más de mil nuevas camas en la oferta hotelera. Es evidente que la ciudad se aferra a su principal fuente de ingresos:ser destino de turistas, congresos y grandes acontecimientos deportivos y sociales.
Cuando se inaugure este nuevo hotel, la Avenida contará en menos de dos años con tres establecimientos de alto nivel en el tramo más próximo al Ayuntamiento. Se trata de los que ya funcionan en la antigua sede del Banco de Andalucía (Hotel Querencia de Sevilla), caracterizado por el ascensor que sobresale con respecto a la cubierta y que se aprecia con claridad desde la Plaza de San Francisco, y el que lo hace en el inmueble que acogió la FNAC (Hotel Soho Boutique Catedral), donde el actual alcalde Antonio Muñoz celebró su toma de posesión como tal el pasado mes de enero. La Avenida también cuenta con un establecimiento hotelero frente al templo metropolitano (Hotel Puerta Catedral) y con una oferta de apartamentos turísticos en el tramo más próximo a la Puerta de Jerez.
El nuevo hotel de cuatro estrellas de la Avenida de la Constitución estará en la casa diseñada por Aníbal González a principios del siglo XX para el marqués de Villamarta y también en la que hizo Espiau para Juan Bautista Calvi. Las dos edificaciones acabaron agregadas con el paso del tiempo sin que se conozca la fecha exacta de la unión. El Ayuntamiento de Sevilla ya dispone de un proyecto presupuestado en 3,9 millones de euros. Deberá ser avalado tanto por la Gerencia de Urbanismo, a la que corresponde conceder la licencia de obra, como por la comisión de patrimonio correspondiente, que debe valorar el respecto a los elementos protegidos al ser una finca catalogado y estar localizada en el conjunto histórico declarado de la ciudad. El proyecto no es agresivo en ningún caso ni plantea grandes reformas salvo las propias de un edificio que pasa de acoger oficinas a un negocio hotelero. El enclave no puede ser más idóneo, en pleno corazón monumental de la ciudad y bien conectado con el Paseo de Colón, desde donde se alcanza cualquier dirección.
Esta semana, precisamente, ha comenzado la obra de un nuevo hotel en el antiguo cine Trajano, un edificio diseñado igualmente por Aníbal González. En este caso se trata de un cinco estrellas con 28 habitaciones y un teatro en la planta baja que recuperará así el uso original que tuvo cuando lo diseñó el arquitecto a principios del siglo XX. La rehabilitación del histórico cine Trajano ha comenzado estos días con los primeros trabajos en el interior de un inmueble que contará con una piscina en la azotea.
El edificio de la Avenida de la Constitución que ahora nos ocupa acogió a partir de los años ochenta la gran sede del Banco Popular en Sevilla. La firma Retailcompany S. L. U., sociedad creada por el Banco Santander –que absorbió el Banco Popular en 2017– para la gestión de las sucursales cerradas, promueve ahora la rehabilitación del inmueble como hotel mediante un proyecto del arquitecto José María de Cárdenas Domínguez-Adame.
El proyecto contempla locales comerciales en la planta baja para aprovechar que la Avenida, junto con el eje formado por Tetuán, Velázquez y O´Donnell, presenta el mayor tráfico peatonal de la ciudad.
La parcela, de 875 metros cuadrados, presenta dos fachadas en esquina: una con orientación Este a la propia Avenida y la otra al Sur hacia la calle García de Vinuesa. Además cuenta con una tercera fachada hacia la calle Fernández y González. Colinda al Oeste con un antiguo edificio residencial en esquina cuyo uso actualmente es de oficinas. El edificio cuenta con una altura edificada de planta baja más tres plantas de altura. Al Norte de la parcela en la Avenida se encuentra otro edificio residencial con tres plantas de altura más baja comercial.
El edificio que fue residencia de Álvaro Dávila, marqués de Villamarta, está fechado entre 1915 y 1917. La fachada es de estilo regionalista con detalles neobarrocos y destaca el torreón que remarca la esquina de la casa y sirve para acoger las escaleras desde la planta segunda hasta la cubierta. Una estética andaluza idónea para un hotel. También se conserva la fachada de la vivienda adyacente a la casa del marqués, diseñada por el ya referido José Espiau y Muñoz entre 1913 y 1915 para casa particular de Juan Bautista Calvi. Su estilo también regionalista contiene detalles neoclásicos y neobarrocos. Se desconoce la fecha exacta en la cual se agregaron las parcelas y se demolió la finca que asomaba a la calle García de Vinuesa. Se sabe que coincide con la construcción de la oficina bancaria para el entonces Banco Popular Español en 1982, donde se agregaron todas las parcelas en una sola y se conservó solo la primera crujía. Todo lo demás fue demolido.
El último uso de la finca ha sido el de oficina bancaria distribuida en las cuatros plantas del edificio. El inmueble cuenta con un aparcamiento de vehículos de ocho plazas en la planta sótano, al que se accede mediante un elevador por la calle García de Vinuesa.
El proyecto refiere que se tiene constancia de que en la planta baja, la zona que da a la calle Fernández y González, está siendo ocupada por un transformador eléctrico de Endesa. No se actúa sobre este espacio al no ser es propiedad del promotor del proyecto, sino de la propia compañía eléctrica.
El actual diseño del edificio sigue un esquema complejo de “circulaciones” y salas de oficinas en todas las plantas. Se trata del resultado de la unión de los diferentes edificios previos, cuyas estructuras y forjados se encontraban a diferentes cotas, junto a un esquema funcional propio de una entidad bancaria. Cuenta con diversos espacios a dobles y triples alturas, así como un patio abierto que comienza en la primera planta y que está localizado en la esquina interior de la edificación para proporcionar iluminación a las zonas más alejadas de las fachadas. La triple altura libre localizada en el centro de la edificación y alineada a la calle García de Vinuesa comienza en la primera planta y culmina con un lucernario en cubierta que se coloca adyacente al castillete de la caja de escaleras que se utiliza para acceder a dicha planta.
El edificio se encuentra en un buen estado de conservación. Sin embargo, presenta dos grandes problemas en cuanto a su funcionamiento. Uno es el referido a las “circulaciones confusas”. Y el segundo es el de la falta de adaptación al decreto de accesibilidad. En la entrada del edificio por la calle García de Vinuesa hay que superar un tramo de escalones de ocho peldaños para poder entrar en las oficinas y alcanzar el ascensor, algo que debe ser corregido de cara a un negocio hotelero.
La planta baja está construida ocupando la totalidad de la parcela. Cuenta con tres accesos, el primero ubicado en la Avenida de la Constitución, que se realiza a través de tres arcos de medio punto que dan a un espacio de doble altura cerrado. El segundo se encuentra en la calle García de Vinuesa, en la esquina con la Avenida de la Constitución, y da acceso directo a la zona de oficinas de planta baja. Por último, la tercera entrada también está ubicada en la calle perpendicular a la Avenida, pero en este caso se encuentra cercano al acceso del montacoches. Esta última entrada, permite el acceso peatonal al sótano a través de una escalera lateral así como el acceso al vestíbulo de ascensores y escaleras que se encuentra a una cota superior respecto al nivel de la calle. En esta planta también aparece un espacio a doble altura cubierto, que permite una entrada de luz cenital al ser el suelo del patio que comienza en la planta segunda. La entrada en planta baja está completamente abierta y soportada por una columna circular central, mientras que la planta primera se abre a este espacio mediante grandes ventanas. Este espacio está ubicado en la esquina interior de la parcela cuya superficie de 53 metros cuadrados permite la incorporación de una segunda escalera que comunica al sótano, esta vez, a la zona de almacenes.
La planta primera está claramente dividida en dos partes al contar con dos zonas de oficinas. Una de ellas también cuenta con un espacio dedicado al archivo que ocupa un área significativa de la planta. Además de estas zonas claramente identificables en planta, existe un espacio intermedio que hace las funciones de espacios de espera o reuniones y que cuenta con una triple altura coronada como se explicó anteriormente por tres lucernarios que sobresalen en cubierta con forma de octógono estrellado. Esta zona cuenta con una escalera que conecta las dos cotas a las que se encuentran sendos espacios de oficinas. Por último, los únicos elementos destacables de esta planta son, por un lado, el espacio cubierto de dos alturas en la esquina interior del edificio y por otro el espacio a doble altura de la entrada de la Avenida de la Constitución que al contrario que el primero se cierra con un tabique, de esta manera no permite ninguna visión desde esta planta hasta la entrada.
El siguiente nivel, la planta segunda, vuelve a tener espacios a dos cotas diferentes. El forjado más bajo ubicado al Norte soporta una pequeña sala de exposiciones y una gran zona de espera cuyo volumen ocupa una doble altura, siendo la cubierta su cierre. Esta área está vinculado al patio-jardín, el cual hace las funciones de la cubierta del espacio a doble altura en los pisos inferiores que se encontraba en la esquina interior del edificio. El patio descubierto cuya área es de 93 metros cuadrados no coincide con el perímetro de la doble altura de la planta inferior, por el contrario crece y ensancha el espacio libre reduciendo el área edificada de la planta. De esta zona son características los dos grandes falsos pilares que comienzan en esta planta y llegan hasta cubierta.
Por otro lado, el forjado con la cota más alta en esta planta, da hacia la calle García de Vinuesa y en ella se localizan varios espacios. La última planta del edificio, es decir, la tercera planta, replica en parte la organización de la planta inmediatamente inferior en la cota elevada ubicada en la calle García de Vinuesa.
La normativa urbanística vigente, obliga a la conservación de la fachada, ya que presenta un grado de protección C, con nivel de Protección Parcial en Grado 1. La propia parcela está protegida y no puede ser objeto de una segregación parcelaria. También hay que proteger el espacio a doble altura que aparece en la primera crujía del edificio cuando se accede a él a través de los tres arcos existentes en la Avenida de la Constitución. Pese a que por sus características es evidente que datan de la última remodelación que se realizó para convertir todas las parcelas segregadas en un único edificio, es cierto que tienen una riqueza estética lo suficientemente elevada como para mantenerlas y ponerlas en valor en los locales comerciales sin uso definido que se proponen en planta baja.
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