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Sevilla/¿Quién es Antonio Arias para Fernando Alfaro? "Un hombre con una visión. O con muchas", apunta el segundo. "Un hermano carnal musical. Lo estamos comprobando en los diferentes conciertos", resalta el primero.
¿Quiénes son Antonio Arias y Fernando Alfaro? Si acaso la pregunta necesita respuesta, ahí va una breve: dos de los músicos de rock españoles más relevantes de las tres -¿cuatro?- últimas décadas. Y no es una afirmación gratuita, sino basada en hechos sustentados por sendas discografías, tan vibrantes como amplias, que alternan nombres de bandas con hechuras legendarias -Lagartija Nick, desde Granada, en el caso de Arias; Surfin' Bichos, desde Albacete, en el de Alfaro- y proyectos múltiples con nombre propio o apodos prestados -Chucho, Los Alienistas, los dos Multiversos de Arias inspirados en la poesía científica...-.
Ambos comparten además una inventiva inagotable, una inspiración aparentemente incombustible, desde que en el ya lejano cambio de década de los 80 a los 90 convirtieron a sus respectivas bandas en una suerte de bisagra entre la languideciente nueva ola y el balbuceante indie. No fueron en ningún caso grupos con proyección masiva, pero sí nombres grabados a fuego en la memoria del melómano por obra y gracia de una llama que no cesa. Quizás eso explique el aclamado retorno de Lagartija Nick con Crimen, sabotaje y creación (2017) y el celebrado recibimiento a Sangre en los surcos (2018), ese atípico recopilatorio con el que Alfaro, en clave de desnudez acústica, revisó su largo cancionero.
De todo eso y más habla El pueblo contra Antonio Arias & Fernando Alfaro, el espectáculo -¿concierto? ¿Obra teatral?- que este miércoles llega al Teatro Central tras haber pasado ya por Vic, la Coruña y Granada (y antes de recalar en Madrid, Valencia, Huelva o Cádiz, entre otras ciudades).
"Al A&R de Universal, la compañía que en este momento compartimos, se le ocurrió hacer un cruce de perros. Podía haber salido un desastre, pero salió bien, muy bien", bromea Alfaro sobre el origen de esta historia. "Tenemos un montón de puntos en común, de amigos, compañías de discos, músicos... Era de esperar que en algún momento surgiese esa colaboración. Supongo que desde fuera se nos ve parecidos y provoca este tipo de proyectos", reflexiona por su parte Arias.
"He admirado siempre la obra de Fernando y de Surfin' Bichos y al recibir la propuesta pensé que era una gran oportunidad de trabajar juntos y bichear en su manera de pensar y componer -abunda el granadino-. Hemos ido paralelamente en el tiempo y en el espacio, formamos parte de la misma escena que nos vio nacer y siempre he tenido curiosidad por su trabajo".
La admiración resulta mutua. "Antonio nunca dejó de sorprenderme, ya fuera en sus apariciones públicas, en sus manifestaciones o en sus grandes ideas brillantes como máquinas del futuro", explica el murciano sobre su compañero, acostumbrado, en efecto, a anticiparse al porvenir, a fintar convencionalismos (y no sólo en aquel Omega junto a Enrique Morente).
Pero, entonces, ¿qué es exactamente El pueblo contra Antonio Arias & Fernando Alfaro? "Como no tenemos libros biográficos publicados, será la única oportunidad de curiosear en nuestras vidas con total impunidad -comenta Arias-. No todos los temas que suenan son de los más conocidos de nuestra discografía, y eso hace que esas canciones raras adquieran un sentido distinto cuando comentamos el contexto en el que fueron escritas".
"En este show se despejan incógnitas, se desvelan secretos inconfesados, se convocan demonios y demonietes -añade por su parte Alfaro-. Y nos enseñamos mutuamente canciones. Aprendiendo sobre la marcha. Vaya, lo que hemos hecho toda la vida".
Respecto a la estructura del espectáculo, el granadino avanza que "vamos de un sitio a otro adornando las historias con nuestra propia banda sonora, nunca mejor dicho. Es una experiencia muy dinámica y se presta sobre el guión a diferentes improvisaciones. De pronto puede salir un tema de nuestra vida que no hemos ensayado, pero nos da igual, como la vida misma".
"Suenan hits, pero también canciones insospechadas, fandangos y precipicios. El propio hilo de nuestras conversaciones nos lleva a una u otra canción y viceversa. ¿Hay margen para la improvisación? Desde luego, sí. Hay mucha frescura o locura, no lo sé bien".
Sin embargo, ese margen para la improvisación se construye sobre el guión previamente trabajado por Miguel Ángel Blanca, cantante de los inclasificables Manos de Topo, también encargado de la escenografía. "Fue el carácter de teatro de la realidad que tenía lo que estábamos haciendo lo que nos impulsó a buscar a Miguel Ángel, a instancias de Nore Chesapik, mánager de Antonio. Es función teatral y es concierto, pero sobre todo es realidad", argumenta Alfaro. "Nosotros no somos actores, aunque hay mucho de actuación en nuestras vidas -reconoce Arias-. Miguel Ángel pudo concentrar en un espectáculo los puntos más interesantes de nuestras experiencias. De todas formas en un teatro, con una luz cenital y su silencio te conviertes en actor rápidamente".
"Estuvimos ensayando tanto temas como conversaciones -añade Arias-. Miguel Ángel tiene un talento prodigioso y su visión externa de nuestras experiencias no impide que durante la actuación podamos incorporar cualquier observación de la situación actual sin ningún problema. Hay una libertad total del guión".
"Miguel Ángel se vino a las primeras sesiones de nuestros ensayos y conversaciones, de nuestras rayadas trascendentales, y articuló un guión que funciona más bien como señales de balizamiento entre las que vamos surfeando, derrapando o sobrevolando. Se improvisa mucho y a veces uno se sorprende a sí mismo recordando movidas que creía ocultas", explica Alfaro.
Una última cuestión: más allá de la admiración artística, ¿qué tipo de relación personal tenían antes de El pueblo contra Antonio Arias & Fernando Alfaro? "Ése es el quid de la cuestión, es uno de los temas principales de la obra. Hay que verla para averiguarlo", azuza Arias.
El pueblo contra Antonio Arias & Fernando Alfaro se presenta este miércoles a las 21:00 en la sala B del Teatro Central. Entradas a 12 euros en venta anticipada y 15 euros en taquilla.
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