María Rubio | Trompista

"Los compositores no dejan de sorprenderte"

  • La trompista valenciana María Rubio presenta en IBS su primer disco como solista, un recorrido por música de nuestros días

La trompista valenciana María Rubio durante la grabación del CD.

La trompista valenciana María Rubio durante la grabación del CD. / IBS Classical

Miembro actualmente de la Orquesta de Valencia, María Rubio es una de las más activas intérpretes españolas de su instrumento, la trompa. Acaba de presentar en IBS un disco con nueve obras escritas en el siglo XXI.

–¿Qué quiere hacer saber?

–[Risas] El título es de la obra de Elena Mendoza que cierra el disco. La idea del CD surgió durante el confinamiento. Me habían escrito algunas obras compositores como Voro García o Amparo Edo, y siempre me decía que ya que las había estrenado estaría bien grabarlas. Durante el confinamiento decidí aprovechar para hacerlo. Empecé a seleccionar obras y planteé dos encargos, a Elena Mendoza y Joan Magrané. La idea era incorporar lenguajes diferentes pero con un hilo: tenían que ser obras para trompa sola o con acompañamiento pero sin piano, así hay una de trompa y percusión, que es la de Elena; trompa y ensemble, la de Nina Šenk; trompa y trombón, la segunda de Voro García; trompa y electrónica, que hay dos, las de Vicent Gómez Pons y Joan Gómez Alemany. Esa era la idea. Estamos en el siglo XXI y la música actual bebe de muchos lenguajes diferentes. Son obras escritas en nuestra época pero con lenguajes más rompedores y más clásicos. Se hace saber que todo cabe en la música actual.

–Veo encargos específicos, obras ya dedicadas previamente a usted y obras dedicadas a quienes fueron sus maestros, como las de Jörg Widmann y Vicent Gómez Pons…

–Exacto. Eso servía para cerrar aún más el círculo. Cuando escuché Air de Widmann me encantó, y es una obra muy grabada, no sólo por Bruno Schneider, que fue en efecto mi maestro, sino por muchos trompistas, y me decidí a meterla, porque además era abrir el abanico de compositores, no hacer sólo música de compositores españoles. También metí luego la obra de Nina Šenk, que es eslovena.

Se hace saber - María Rubio Se hace saber - María Rubio

Se hace saber - María Rubio

–La trompa está en la orquesta clásica desde sus mismos inicios, pero ha tenido un papel secundario como solista, ¿a qué piensa que se debe?

–Sabemos que Mozart escribió más de siete conciertos, Strauss tiene dos, el repertorio es muy amplio. Pero es cierto que no sólo la trompa, sino los instrumentos de viento hemos perdido la batalla respecto a los de cuerda y al piano. Mire cualquier programación de cualquier orquesta española y compare los conciertos de violín, violonchelo y piano frente a los de viento programados durante una temporada. Luego te dicen que el público quiere conciertos de violín y de piano; el público quiere aquello a lo que lo acostumbras, a lo mejor hay que insistir más en conciertos para instrumentos de viento, porque por repertorio no es. Por seguir con la trompa, el año que viene toco la Serenata de Britten, que es un obrón, una preciosidad. Lo fácil es programar a violinistas y pianistas, con todo el cariño y todo el respeto, por supuesto.

–Hay mucho repertorio pero se programa muy poco…

–Exactamente. Vende más el Concierto para violín de Chaikovski que uno para trompa de Mozart. Eso es así.

–Y por qué…

–El violín o el piano son instrumentos más populares y fáciles para los abonados. Pero es que además solistas de viento que se dediquen sólo a ser concertistas hay relativamente pocos. No te puedes dedicar a ser solista porque no hay programación suficiente como para subsistir como solista. La mayoría somos solistas de orquesta y hacemos ese doble papel o te dedicas a ser profesor en una escuela de música. No puedes vivir de ser solista de viento. Los que viven de ello los puedes contar con los dedos de una mano.

María Rubio con el trombonista Vicente Enrique Boix durante la grabación del disco María Rubio con el trombonista Vicente Enrique Boix durante la grabación del disco

María Rubio con el trombonista Vicente Enrique Boix durante la grabación del disco / IBS Classical

–Decía que su idea era presentar distintos lenguajes de la música actual, ¿puede comentarlos?

–El más clásico es el que usa Amparo Edo, que es una compositora de música de películas. Ella es jefa del departamento de música contemporánea de Berklee, Boston, la escuela por excelencia de música de cine. Es su lenguaje, y es muy buena en eso. Maruna es una obra que yo le pedí para un bis hace mucho, antes de que fuera famosa, porque ella fue alumna mía de trompa, y ese bis se transformó en esta obra. Las obras de Voro García, Elena Mendoza o Jörg Widmann están mucho más cerca de lo que identificamos como música contemporánea. Ellos trabajan mucho la tímbrica del instrumento, la forma de modificar el sonido, mediante recursos muy técnicos (pisar media válvula, jugar con la misma nota en posiciones diferentes, porque son armónicos distintos...). En el caso de la obra de Widmann, por ejemplo las resonancias al proyectar el sonido sobre la caja abierta de un piano; en el caso de la de Mendoza tengo que gritar a la vez que toco, es muy teatral, y en directo gana muchísimo. Las dos con electrónica son muy diferentes entre sí: la de Vicent Gómez fue una experimentación que se le encargó para el Congreso Internacional de Trompa que se celebró en Valencia en 2004, usa un lenguaje muy clásico que transforma mediante electrónica; en cambio la obra de Joan Gómez Alemany utiliza solos famosos del repertorio de la trompa (un concierto de Mozart, 5ª sinfonía de Chaikovski, Till Eulenspiegel de Strauss, Trío de Brahms o el motivo famoso de Sigfrido de Wagner), que reelabora mediante recursos técnicos de absoluta vanguardia junto con recursos melódicos y la electrónica. Las obras de Joan Magrané o Nina Šenk usan un lenguaje más convencional en el sentido de que está más cercano a la tradición.

–Para los encargos apuntó alto: Elena Mendoza y Joan Magrané son dos de los compositores más prestigiosos e influyentes de la actual música española…

–Sí, claro, ya que me ponía. En lugar de comprarme el coche, me he hecho un disco. Y ya está. Para los encargos me dejé aconsejar por Paco Moya y por Voro García, a partir de las obras que tenía ya y procurando que lo nuevo encajara con eso, pero desde una perspectiva diferente. Escuchando sus obras decidí apostar por ellos. Por ejemplo, Joan Magrané tiene una obra para trompeta sola que me encantaba, y la que me ha hecho bebe un poco de esa misma idea.

–¿Muchas técnicas extendidas en el disco?

–Todas…

–¿Está todo inventado ya?

–Pues acabo de estrenar una obra que encargué a Nuria Núñez para un Congreso al que acabo de asistir en Finlandia, y muestra una imaginación extraordinaria. Yo pensaba que lo había hecho todo y me demostró que aún se pueden inventar cosas. Lo que pasa es que luego hay que tener en cuenta el directo y la sala en la que toques, porque hay cosas que pueden funcionar muy bien en el estudio, pero en determinados auditorios a lo mejor no tanto.

–¿Qué es lo más raro que ha hecho con la trompa?

–Uf, no sabría decir, aunque lo de gritar y tocar alternativamente en la obra de Elena es muy heavy. En el uso de armónicos naturales tenemos ya el ejemplo clásico de Ligeti, que hizo una exhibición de eso en su Trío. En este disco hay de todo, y algunas cosas no las había probado. Por ejemplo a Joan Gómez le tuve que preguntar si quería determinadas cosas, que yo no había hecho nunca. Los compositores no dejan de sorprenderte, aunque la percepción de sus obras es diferente a la que tú tienes como intérprete.

María Rubio en foto promocional María Rubio en foto promocional

María Rubio en foto promocional / David Gimeno Veses

–¿Ha hecho todas las obras en concierto?

–Salvo las dos con electrónica, que son las más difíciles de programar, y la de Widmann, todas las demás sí.

–¿Las programa en ciclos de contemporánea o se atreve a meterlas junto a repertorio más clásico?

–Lo segundo. Esta es la idea. Lo contrario no me gusta demasiado, porque es crear un gueto para la música actual. Pienso que la forma de normalizarla es programarla con la clásica.

–¿Y la respuesta de la gente?

–Absolutamente normal. Mire. La obra con trombón de Voro García es un dúo que nos escribió para mi marido, que es el trombonista del disco [Vicente Enrique Boix], y para mí, una especie de discusión de pareja, y el año pasado la tocamos en un pequeño pueblo del interior de Valencia, que nos decíamos, cómo vamos a hacer esto aquí… Pues a la gente le encantó. Yo considero un deber hacer pedagogía, y la pedagogía empieza por explicar al público lo que hacemos: me dirigí a la gente para decirle que se tenía que olvidar de todo lo anterior porque íbamos a hacer algo muy diferente. Y les expliqué el trasfondo de la idea del compositor, que planteaba su obra como una discusión entre dos personas, y les puse en la pista de los motivos, a ver si eran capaces de identificarlos y seguirlos… Al final la gente vino para agradecerlo. Es una obligación. No podemos aislar la música contemporánea en festivales específicos. El mes pasado en Finlandia éramos todos trompistas y lo interesante de los conciertos es que se hacían amenos por la variedad de estilos. Creo que es lo mejor.

–¿Para quién está pensado este disco?

–Para todo aquel al que le interese el repertorio para trompa actual. Mi ambición no es que este disco se exhiba en El Corte Inglés y la gente vaya a comprarlo como compran (o compraban) discos de pop, pero dentro del mundo de la trompa tiene su espacio. El lunes [por el pasado 24 de julio] me voy al Congreso para trompa más importante del mundo, el de la International Horn Society, que se hace en Montréal, soy artista invitada, y cuando me invitaron hace dos años les dije ya que estaba preparando este disco y me pidieron justamente que por favor hiciera este repertorio. Hago tres recitales y en ellos presento las obras de Elena y Voro y estreno dos obras: el Trío de Roberto Sierra, que está grabado en IBS, pero no está estrenado en público, y otra obra que he encargado a Ramón Cardo para trompa y piano. En el tercer recital hago la de Voro, luego una obra de un compositor canadiense contemporáneo, la de Ramón Cardo, que es un lenguaje más jazzístico, y acabo con otro trompista portugués que toca en el recital haciendo una obra de Amando Blanquer para dos trompas y piano. Ese Congreso es el escaparate de los trompistas, está todo el mundo, es una promoción ideal y allí iré con mi CD, que está muy enfocado al mundo de la trompa. Ahora no haces un disco para venderlo. Lo haces para decir estoy aquí y esto es lo que puedo hacer con mi instrumento.

–Es su primer disco como solista, ¿le han quedado ganas para repetir?

–Sí y no. Por una parte sí. Me gustan los retos. Los retos me hacen mejorar. No toco igual que hace un año o dos. Voy mejorando. Todo aquello que técnicamente es un quebradero de cabeza, que te exige resistencia física me gusta, porque luego más allá de lo físico y lo técnico, hay que darle un sentido musical a las obras, que para mí es el reto más difícil cuando haces música contemporánea. Así que por ahí, sí. Pero por otro lado, uf. Es mucho trabajo y mucho dinero, porque esto me lo pago todo yo. Y también le digo que he cuidado mucho la imagen. El mundo del Clásico está a años luz del pop en este sentido. Creo que los músicos deberíamos vendernos mejor, aportar valor al producto a través del envoltorio, los textos... Ya que me he gastado el dinero, decidí que lo hacía lo mejor posible, y creo sinceramente que el esfuerzo ha valido la pena.

EL CD EN SPOTIFY

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios