Sara Águeda | Arpista y cantante

Las criadas que cantaban

  • La arpista madrileña Sara Águeda canta en su último disco música de los siglos XVI y XVII acompañándose con su instrumento

La cantante y arpista Sara Águeda

La cantante y arpista Sara Águeda / Kaothicalice

Sara Águeda es ya un nombre familiar para los aficionados a la música antigua en España, por sus recitales y discos en solitario y su participación en infinidad de proyectos de grupos y otros solistas. Ahora da una vuelta de tuerca a su trabajo: un álbum en el que canta acompañándose ella misma con el arpa...

–Es algo que de todas formas hacía habitualmente...

–Yo he cantado toda la vida, desde niña, he estado en coros desde los seis años, he hecho repertorios grandes como el Carmina Burana o la Novena. Me lo he cantado todo porque me encanta cantar. Siempre he cantado en casa. Cuando empecé a dedicarme a la música antigua y todo lo que hacía era acompañar a cantantes me decía: yo canto, claro, pero no soy cantante, no he estudiado canto. Pero en los conciertos que hacía sola empecé a hacer un bis cantando; hacía todo el concierto de arpa y en el bis cantaba un tono humano, de eso hace ya doce o trece años. Y cuando salía de los conciertos la gente venía y me decía que por qué no cantaba más... A mí me gustaba, me lo pasaba muy bien, y de hecho el tiempo que trabajé en teatro también cantaba, pero era un contexto más teatral, que no requiere tanto rigor. Tengo mucho respeto a la profesión y mucho respeto a mis compañeros cantantes, a todos los que se han formado técnica y vocalmente. Y pensaba que me venía muy grande. Pero todos me animaban. Veía a mis amigos cantantes y les pedía que vinieran a casa a escucharme. Ellos me animaban a que cantara, y yo iba metiendo una pieza más de canto en los programas, así que al final he ido practicando, porque he tenido la suerte de que mis amigos cantantes me han orientado. Por unanimidad me animaron y me dijeron que no tuviera pudor, que el producto funciona, está muy afinado. Yo puedo tener un timbre que guste más o menos a la gente, pero necesito estar afinada y que el texto se entienda, esa es mi norma básica. Luego están las cuestiones técnicas de cómo resolver el tema del aire y tal, pero para mí lo básico es la afinación y el texto. A raíz de eso, todo el mundo me animó, y empecé a hacerlo hace unos 10 años. Nunca me había atrevido a grabar. Pero me he ido empoderando, y además como está tan documentada la práctica de los músicos cantando y tocando, acompañándose a sí mismos, y la gente me lo pedía, pues me dije, me lanzo y que sea lo que Dios quiera.

Ella renacen - Sara Águeda Ella renacen - Sara Águeda

Ella renacen - Sara Águeda

–Aparte de que sus amigos cantantes la hayan asesorado, ¿ha tenido algún modelo?

–La verdad es que no, ha sido una cuestión bastante intuitiva, para mí todo está tan relacionado con el mundo del teatro, en el que tengo tanta experiencia, que yo me he imaginado siempre en ese contexto teatral de contar historias, de que el texto pase, de que la música tanto cantada como tocada sea una escenografía emocional de lo que está pasando. Al final, nuestro repertorio está muy vinculado al mundo del teatro. Esa ha sido mi inspiración al montar mi fantasía, porque al final como artistas somos creativos y montamos lo que intuitivamente nos hace sentir bien. Yo siempre creo que hay que subirse al escenario con honestidad y defendiendo siempre algo que tú creas que es honesto. Esos han sido mis referentes. Tengo muchos cantantes que me gustan, con los que he tenido mucha cercanía por el mundo del teatro, pero no tengo una persona que diga: Dios, vi esta persona y yo quería hacer lo mismo.

–En el terreno de la clásica y de la antigua no es habitual el cantante que se acompaña a sí mismo...

–Sí, es poco habitual, pero porque es complicado. Por ejemplo, Prado verde florido parece una pieza muy sencilla, pero tocarla y cantarla tocando cada una de las voces, y que se entienda, es muy difícil. Yo me tengo que saber muy bien el texto y muy bien la melodía de memoria porque si no, no funciono con el arpa. La exigencia técnica con el instrumento es muy fuerte. Lo que ha pasado es que muchos cantantes de oficio a veces han aprendido algún instrumento, algunos acordes, y así se acompañan, y a mí me gusta mucho el resultado, pero la técnica instrumental es muy importante, sobre todo para este repertorio renacentista, que tienes que tocar todas las voces y las entradas de cada voz. Recuerde el alma dormida también es una pieza aparentemente sencilla, pero tocarla y cantarla para que se entiendan bien todas las entradas es un trabajazo, me he pegado muchísimas horas.

Sara Águeda con un arpa de dos órdenes Sara Águeda con un arpa de dos órdenes

Sara Águeda con un arpa de dos órdenes / Kaothicalice

–Tocar polifónicamente un instrumento y además cantar no es lo mismo que ser un cantautor que se acompaña con unos acordes, claro...

–Con Prado verde hubo momentos en que estuve a punto de tirar la toalla y  hacer otra. Porque encima me vi el arreglo que hizo Mudarra y él hace acordes muy simples, no mete contrapuntos ni nada. Y yo me cogí la pieza original de Guerrero y hubo un momento que dije: no puedo más, cojo otra pieza y se acabó.

–Cómo ha montado este programa, ¿por qué este programa?

–Me apetecía mucho grabar Renacimiento, porque los últimos discos habían sido todos barrocos o de muy finales del Renacimiento, como el de Stravaganza, de repertorio napolitano. Llevaba tiempo con un programa que es El arpa del rey David, en el que cuento toda la vida del rey David a los ojos del Renacimiento español. Me gusta mucho el Renacimiento, creo que es nuestra época dorada, me encanta, aunque es un repertorio con el que no te ganas al público tan fácil como con el Barroco. El Renacimiento tiene una parte de intimidad y complejidad. Y también me gusta por toda la literatura que hay para el arpa, todo el Cabezón, Venegas, Coelho, me apetecía mucho. Tuve mucha curiosidad por la música en Portugal, he estado en contacto con muchos musicólogos, porque el arpa en Portugal se tocaba al mismo nivel que en España, pero no tenemos mucha relación. Y buscando ahí, me topé con el artículo de Ascensión Mazuela-Anguita sobre Isabel de Plazaola, el proceso de la inquisición a Isabel Ortiz y me volví loca. Contacté con Ascensión y le conté que quería grabar un disco en torno a esta mujer, la criada música, que era requerida por toda la nobleza castellana y se acompañaba por un montón de instrumentos. Y empecé a buscar repertorio. Yo recordaba que en los cancioneros (Upsala, Palacio) hay muchas piezas que están en femenino, y empecé a recrear, a pensar cómo sería una tarde de aristócratas con estas mujeres, la duquesa de Tavira, la condesa de Coruña, donde va una mujer que es música, y criada a la vez, a amenizarles una tarde. ¿Qué cantaría, qué repertorio haría esta mujer cantando a estas señoras? Y empecé a recopilar, y obviamente que hay piezas que están en femenino como A los baños del amor, No quiero ser monja, Yo no soy la morenica... Pero también quería hacer las piezas que a mí me gustan, que son un referente en el Renacimiento como son la Canción del emperador, la Fantasía 10, La dama le demanda, Recuerde el alma dormida, Prado verde florido, una pieza que siempre me ha encantado. Por ahí fue la búsqueda, guiada por mi gusto y lo que me apetecía hacer y pensando en qué tipo de repertorio podían hacer estas mujeres.

–La tradición de las criadas cantantes viene realmente de la Edad Media. Una teoría adjudica a las qiyam  islámicas gran responsabilidad en la creación del repertorio trovadoresco. ¿En el Renacimiento se hacen profesionales?

–Claro. Es que Isabel de Plazaola se dedicaba a eso. La llamaban para eso y también iba a los conventos, que es una cosa que me gustó mucho, porque no sabía que cuando entrabas a un convento también pagabas dote, como cuando te casabas. En el caso de que fueras música no pagabas dote, era una virtud añadida, y ella iba al convento de Santa Clara de Alcalá de Henares a enseñar música a las monjas. En un principio me obsesioné mucho, porque siempre se ha hablado de la práctica musical de la mujer renacentista en el marco conventual, y la infraestructura de todo el repertorio religioso requiere un coro y una cosa que yo no puedo ofrecer, pero me di cuenta de que en el fondo todo estaba muy ligado. Isabel controlaba todo el repertorio religioso y el profano, la línea que separa los dos mundos no es clara, se entremezclaban continuamente. Ascensión me enseñó una estampa muy curiosa, que representa a una monja que se llamaba Antonia Salazar, que aparece con el arpa cantando, como en una viñeta; al parecer fue una mujer que era muy frecuentada por Cervantes, a quien le gustaba mucho ir a verla cantar.

Grabado de Alfonsa de Salazar Grabado de Alfonsa de Salazar

Grabado de Alfonsa de Salazar / Biblioteca Xeral (Univ. Santiago de Compostela)

–La música de Antonio de Cabezón se ha preservado en las ediciones de Venegas de Henestrosa y de su hijo Hernando que dicen Obras para tecla, arpa o vihuela, pero casi siempre se hacen en el órgano, y aquí hace algunas al arpa. Además añade obras vihuelísticas o piezas de Frescobaldi y de Falconieri, ¿cuál ha sido el criterio para seleccionar las piezas instrumentales?

–Esas mujeres tocaban muchos instrumentos, seguramente tocaban también el clave y el órgano, pero imagino que en esos encuentros tendrían menos oportunidades, porque el clave en España aparece más tarde y no sé si en estas casas habría un órgano. Pero todas tocaban varios instrumentos. Había muchas que eran también fagotistas, flautistas, eran polifacéticas. Y casi seguro que todas tocaban la vihuela y el arpa. En el inventario del Infantado se encontraron siete arpas, con laúdes y claves. Como yo toco solo un instrumento, pensé que para recrear esas tardes por qué no hacer unas piezas como la Canción del emperador de Narváez, la Fantasía de Mudarra, y pasarlas al arpa, en esa imaginación de que ellas dejaban el arpa, cogían una guitarra y tocaban otra cosa. Una cosa que me enseñó Mara Galassi es que las músicas en esta época se recopilan en libros que se hacen para ser tocados, pero no se indica con qué, daba igual un arpa, una guitarra o una viola.

–La Susana de Rodríguez Coelho es la pieza más extensa del disco...

–Es espectacular. Tiene cuatro Susanas. Me leí las cuatro y en un principio pensé grabarlas todas, pero son piezas muy parecidas, tientos con disminuciones, muy densos, de ocho minutos. Y a la hora de hacer algo variado para el público actual, meto tres piezas de Coelho y me cargo al público. Para mí es una locura y me encantan, pero tampoco están muy grabadas, creo que en el arpa no las ha grabado nadie. Y son muy difíciles, muy complejas técnicamente, me ha encantado tocarla. No sé si la tocaré en los conciertos porque al final se me queda un poco largo y en el primero que he programado no la he metido.

–¿Ha hecho este disco ya en concierto?

–Lo voy a hacer ahora. La semana que viene [por la actual] lo presento en Madrid y el viernes [24 de mayo] hago el primer concierto. Y en principio no he metido esa pieza porque se me quedaba un poco largo y quiero explicar a la gente que se imagine esa tarde, hablar de las mujeres tocando y pasando la tarde. Dependiendo del sitio me gustaría tocarla, también por el significado mitológico de la historia de Susana, pues es de las pocas historias del Renacimiento en la que una mujer sale viva. Como idea conceptual del disco me parece bonito hacerla.

–El disco tiene el sello de la Comunidad de Madrid, pero es producción suya, ¿no?

–Sí, es todo producción mía. Pedí la ayuda de la Comunidad, era la primera vez que lo hacía y no pedí mucho, porque soy miedosa, pero me está ayudando en la comunicación y el márketing. Muy agradecida a la subvención. Estoy muy contenta, tengo mucha curiosidad por ver cómo funciona. El martes [21 de mayo] lo presento a la prensa con María del Ser, y el viernes haré el primer concierto.

–¿Tiene algún proyecto por el sur? Hace tiempo que no la vemos...

–Es verdad, no sé si este verano voy, porque estoy muy enredada, estoy trabajando mucho con el actor Pepe Viyuela, tenemos un estreno en Almagro que vamos como locos. Tengo algunas cosas cerradas pero son todas de Madrid para el norte.

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