Un estudio revela muerte masiva de pingüinos africanos por falta de alimento en Sudáfrica
Entre 2004 y 2011, la población de sardinas en la costa oeste de Sudáfrica se mantuvo constantemente por debajo del 25% de su abundancia máxima, lo que parece haber causado una grave escasez de alimento
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Miles de pingüinos africanos habrían muerto de inanición en las últimas dos décadas durante su periodo de muda debido al desplome de sus fuentes de alimento, principalmente la sardina, cuya abundancia cayó por debajo del 25 % de su nivel máximo en 17 de los últimos 20 años, según un estudio difundido este viernes. La investigación, elaborada por científicos del Departamento de Silvicultura, Pesca y Medio Ambiente de Sudáfrica y de la Universidad de Exeter, en el Reino Unido, reveló que en las islas Dassen y Robben (suroeste) -en dos de las principales colonias reproductoras- alrededor del 95% de los pingüinos que se reprodujeron en 2004 murieron a los ocho años siguientes por escasez de alimento.
De acuerdo con el coautor del estudio, el doctor Azwianewi Makhado del departamento de medioambiente sudafricano, las colonias reproductoras llegaron a albergar hasta 25.000 parejas reproductoras en Dassen y unas 9.000 en Robben a principios del 2000. "Entre 2004 y 2011, la población de sardinas en la costa oeste de Sudáfrica se mantuvo constantemente por debajo del 25% de su abundancia máxima, lo que parece haber causado una grave escasez de alimento para los pingüinos africanos, lo que se estima en la pérdida de unos 62.000 individuos", explicó el coautor del estudio, el biólogo Richard Sherley, del Centro para Ecología y Conservación de la Universidad de Exeter.
El pingüino africano (Spheniscus demersus), catalogado como "en peligro crítico" en 2024, muda su plumaje una vez al año para mantener la impermeabilidad y el aislamiento térmico, y durante 21 días deben permanecer en tierra, no pueden cazar, y dependen de las reservas de grasa acumuladas. "Si es demasiado difícil encontrar alimento antes de la muda o inmediatamente después, no tendrán suficientes reservas para sobrevivir al ayuno", indicó Sherley. Cambios en la temperatura y salinidad de las zonas de desove desplazaron la reproducción de la sardina Sardinops sagax hacia la costa sur, mientras que la industria pesquera se concentró al oeste de Cabo Agulhas, donde la explotación llegó a picos del 80 % en 2006, factores que agravaron aún más la escasez.
Según Sherley, la supervivencia adulta estuvo "fuertemente ligada" a la disponibilidad de presas, y la sobreexplotación en años de baja biomasa que "probablemente incrementó la mortalidad". Este declive no es aislado, ya que en toda su área de distribución, la población global del pingüino africano ha caído casi un 80 % en tres décadas.
Recuperación incierta
La recuperación dependerá en buena medida de condiciones ambientales favorables para el desove de la sardina, algo que es difícil de controlar, aunque los investigadores apuntan a ajustar la gestión pesquera reduciendo capturas cuando la biomasa cae por debajo del umbral del 25%. En paralelo, se han desplegado medidas de conservación directa como la instalación de nidos artificiales, gestión de depredadores, rescate y crianza manual de crías, así como la prohibición de pesca alrededor de las seis colonias reproductoras, con la esperanza de mejorar el acceso a alimento en fases críticas como la cría o la pre y posmuda.
El estudio se basó en registros de 1995 a 2015 sobre parejas de pingüinos reproductoras, donde los científicos cruzaron estas cifras con estimaciones de supervivencia obtenidas mediante análisis de captura y recaptura, comparando los resultados con un índice de disponibilidad de presas construido a partir de la dieta del alcatraz cafre (Morus capensis) de El Cabo, otra especie indicadora. "Se cree que la dieta del alcatraz cafre es un buen 'muestrario' de la disponibilidad de sardina y anchoa, ya que son las aves marinas de mayor distribución en África austral que se alimentan de estas especies", indicó Makhado.
Con el estudio terminado, los investigadores continúan monitorizando el éxito reproductivo, el estado de los polluelos, el comportamiento durante la alimentación, la trayectoria poblacional y la supervivencia de los pingüinos africanos. "Esperamos que las recientes intervenciones de conservación implementadas, junto con las tasas de explotación reducidas de la sardina cuando su abundancia es inferior al 25% del umbral máximo, comiencen a detener el declive y que la especie muestre algunos signos de recuperación", concluyó Sherley.
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