Andalucía vive un hecho extraordinario: el nacimiento de un tapir malayo, raro animal en peligro de extinción

Este logro histórico en el Bioparc Fuengirola representa un avance crucial para la conservación de una especie cuya población salvaje no supera los 2.500 ejemplares

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Tapir malayo
Tapir malayo / Bioparc

El nacimiento de un tapir malayo en España marca un hito histórico para la conservación de especies amenazadas. El pasado 29 de marzo de 2024, el Bioparc Fuengirola (Málaga) celebró la llegada al mundo del primer ejemplar de esta especie nacido en territorio español, culminando más de dos décadas de esfuerzos dedicados a la protección de este mamífero originario del sudeste asiático. La cría, que pesó aproximadamente 10 kilogramos al nacer, representa un rayo de esperanza para una especie cuya población en libertad apenas alcanza los 2.500 individuos en la actualidad.

Este nacimiento no ha sido fruto de la casualidad sino de un programa de conservación meticulosamente planificado dentro del marco del Programa de Especies en Peligro de la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA). Los progenitores, Rawa y Mekong, fueron emparejados tras años de intentos y dificultades relacionadas con la compatibilidad entre ejemplares adultos. La llegada de Mekong desde Suecia en 2023 resultó determinante para lograr este éxito reproductivo. Javier Vicent, responsable del equipo de Zoología del parque malagueño, no ocultó su entusiasmo al declarar: "Llevábamos muchos años intentándolo y por fin ha sido posible. Estamos contentísimos, es increíble".

La gestación, que se prolongó durante 13 meses, fue monitoreada semanalmente mediante exhaustivas ecografías, permitiendo a los veterinarios del centro seguir paso a paso el desarrollo del feto. Tras el alumbramiento, el equipo veterinario liderado por Adrián Martínez ha mantenido una vigilancia constante sobre la madre y su cría, tanto de forma presencial como a través de sistemas de videovigilancia, para garantizar el bienestar de ambos ejemplares durante estos cruciales primeros meses de vida.

Un proceso reproductivo complejo y meticuloso

La reproducción del tapir malayo (Tapirus indicus) en cautividad presenta numerosos desafíos que han sido superados por el equipo de Bioparc Fuengirola. Los expertos tuvieron que enfrentarse a la difícil tarea de lograr una compatibilidad adecuada entre ejemplares adultos, un factor que había retrasado durante años la posibilidad de obtener descendencia viable. "El comportamiento reproductivo de los tapires malayos requiere condiciones muy específicas que son difíciles de recrear en un entorno controlado", explica un portavoz del centro andaluz a este medio.

Durante los últimos meses del embarazo, el equipo técnico intensificó los controles y preparó un protocolo especial para el momento del parto. La vigilancia se reforzó mediante un sistema de cámaras que permitía el seguimiento 24 horas, complementado con turnos presenciales especialmente durante las horas críticas. El resultado ha sido un nacimiento sin complicaciones que augura buenas perspectivas para la supervivencia del pequeño tapir.

Se espera que la cría permanezca junto a su madre entre seis y nueve meses antes de ser trasladada a otro centro zoológico europeo como parte del programa coordinado de conservación. Este periodo es fundamental para el correcto desarrollo físico y conductual del animal, ya que durante esta etapa aprenderá comportamientos esenciales para su especie mediante la observación e interacción con su progenitora.

Importancia del tapir malayo en el ecosistema

El tapir malayo, catalogado como "en peligro" por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), juega un papel ecológico fundamental en los bosques tropicales del sudeste asiático. Estos herbívoros, que pueden llegar a pesar hasta 350 kilogramos en edad adulta, son considerados "jardineros del bosque" debido a su función como dispersores de semillas, contribuyendo así a la regeneración forestal.

La característica más distintiva de esta especie es su peculiar coloración, conocida como "efecto esmoquin", con la mitad delantera del cuerpo de color negro y la trasera de un blanco grisáceo. Esta particularidad les proporciona un excelente camuflaje en su hábitat natural, donde la luz que se filtra entre el follaje crea patrones similares en el suelo del bosque.

Actualmente, la población salvaje de tapir malayo se encuentra en un alarmante declive debido a la deforestación masiva en Indonesia, Malasia, Myanmar y Tailandia, principales territorios donde habita. La pérdida de hábitat, junto con la caza furtiva y el comercio ilegal, han llevado a esta especie al borde de la extinción, con estimaciones que sitúan su población salvaje en apenas 2.500 ejemplares.

El programa europeo de conservación ex situ

El nacimiento conseguido en Bioparc Fuengirola se enmarca dentro de un ambicioso programa continental coordinado por la EAZA, que busca mantener una población viable de tapires malayos en cautividad como salvaguarda ante su posible extinción en libertad. Este programa, conocido como EEP (Programa Europeo de Especies Amenazadas), establece recomendaciones de cría y traslados entre diferentes zoológicos para maximizar la diversidad genética.

"Este nacimiento representa mucho más que un simple éxito reproductivo local", señalan desde Bioparc Fuengirola. "Es una contribución significativa a la red de seguridad que estamos construyendo para garantizar la supervivencia de esta especie a largo plazo". Además del valor conservacionista, el nuevo ejemplar servirá como embajador de su especie, ayudando a sensibilizar a los miles de visitantes que cada año acuden al parque malagueño sobre la crítica situación de la biodiversidad mundial.

El centro andaluz participa activamente en diversos proyectos de investigación relacionados con la biología reproductiva del tapir malayo, compartiendo sus hallazgos con la comunidad científica internacional. Los conocimientos adquiridos durante este proceso de gestación y nacimiento serán fundamentales para mejorar las tasas de reproducción de la especie en otros centros europeos y, potencialmente, para desarrollar estrategias de reintroducción en su hábitat natural en el futuro.

¿Qué hace único al tapir malayo entre los mamíferos?

El tapir malayo (Tapirus indicus) destaca entre los mamíferos terrestres por ser el único de las cuatro especies de tapir con una distribución exclusivamente asiática, mientras que sus parientes habitan en Centro y Sudamérica. Este curioso animal pertenece al orden Perissodactyla, lo que lo emparenta más estrechamente con rinocerontes y caballos que con los cerdos o hipopótamos con los que a menudo se les compara erróneamente.

Evolutivamente, los tapires representan un linaje de mamíferos muy antiguo, con pocos cambios morfológicos en los últimos 20 millones de años, lo que les ha valido el apelativo de "fósiles vivientes". Su característica trompa prensil, resultado de la elongación del labio superior y la nariz, les permite manipular con destreza el follaje del que se alimentan, arrancando hojas y ramas tiernas con precisión.

En cuanto a su ciclo vital, estos animales presentan uno de los periodos de gestación más prolongados entre los mamíferos terrestres en relación con su tamaño, con embarazos que pueden extenderse hasta los 13 meses como en el caso documentado en Bioparc Fuengirola. Las crías nacen con un característico patrón de manchas y rayas que les proporciona camuflaje durante sus primeros meses de vida, cambiando gradualmente hacia la coloración adulta conforme crecen.

Retos futuros para la conservación de la especie

A pesar del éxito conseguido en Fuengirola, los expertos en conservación advierten que queda mucho camino por recorrer para garantizar la supervivencia del tapir malayo. "Los programas ex situ son fundamentales, pero deben complementarse con acciones de protección del hábitat natural y corredores ecológicos que permitan la interconexión entre poblaciones fragmentadas", explica un experto en conservación de mamíferos amenazados.

Entre los principales desafíos que enfrenta la especie está la continua expansión de plantaciones de palma aceitera en el sudeste asiático, que están reemplazando los bosques nativos a un ritmo alarmante. Asimismo, la construcción de infraestructuras como carreteras y presas fragmenta el hábitat y dificulta la migración natural de los ejemplares, aumentando el riesgo de endogamia en poblaciones aisladas.

El cambio climático supone otra amenaza emergente, alterando los patrones de lluvia y temperatura en las selvas tropicales donde habita el tapir. Estos cambios afectan a la disponibilidad de alimento y agua, elementos esenciales para la supervivencia de la especie, especialmente durante la época de cría.

En este contexto, la noticia del nacimiento en Bioparc Fuengirola trasciende lo anecdótico para convertirse en un símbolo de esperanza y en un recordatorio de la importancia de los programas coordinados de conservación. La experiencia y conocimientos adquiridos con este exitoso alumbramiento serán invaluables para futuros intentos reproductivos, tanto en España como en otros centros europeos comprometidos con la salvaguarda de esta emblemática especie del sudeste asiático.

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