Esa madre poligonera hace lo que puede, perseguida por un fatum que también podríamos llamar injusticia social.

La prosperidad aparente de hoy es ya la ruina de mañana. De nada vale negar si no acarreamos soluciones.

Soy una gran fan de los chistes maliciosos entre comunidades, verdaderas patadas al vecino.

Ocultar el nombre para defenderse. Ocultar el nombre para atacar. La cara y la cruz.

Ante la duda, la omisión. Nadie Don y todos con su santo y seña procurando evitar diminutivos y tuteos.

Al revés que Millán Astray, yo cuando oigo hablar de pistolas me echo la mano a la cultura.

Nada se desprecia más que aquello a lo que no se le pone valor, aunque le hagamos mucha lírica de cartón.

Nale era feminista. De un feminismo alerta e inconformista. Cuánto echo de menos una buena charla.

El golpe y la guerra quisieron acabar con el sueño identitario. Acabaron, ciertamente, con el hombre, pero no con la idea.