Mazda optimiza su motor de mezcla pobre de gasolina de los Mazda 3 y CX-30
Primer contacto
Desde julio de 2019 Mazda viene contando con un motor de gasolina muy peculiar en sus Mazda 3 y CX-30. Se llama Skyactiv X y tiene como particularidad que puede trabajar con algunas características de un Diesel y, consecuentemente, obtener un consumo homologado bajo. Ahora estos mismos modelos estrenan su evolución: el e-Skyactive X.
Mazda utiliza desde hace un par de años un motor de cuatro cilindros y litros denominado Skyactiv X. De gasolina, en el Mazda 3 homologa un consumo de 5,4 l/100 km, que es un resultado muy bajo y, particularmente, para un propulsor que es capaz de ofrecer 180 CV a 6.000 rpm y 224 Nm de par máximo a 3.000 rpm. Su característica más llamativa es que puede funcionar con mezcla pobre, esto es, exceso de aire respecto a la estequiométrica, mezcla definida por 14,7 partes de aire por cada una de gasolina.
Este motor ahora ha evolucionado y estrena la denominación e-Skyactiv X. Al margen de que aportan 6 CV más y se sitúan en 186 CV, o que aumentan 16 Nm el par máximo, obteniendo 240 Nm a un régimen superior, 4.000 rpm, mejora su consumo en tanto que en el Mazda 3, por ejemplo, el homologado queda en 5,0 l/100 km.
Mayor control para gastar menos
Mazda denomina al método de combustión de estos motores Skyactiv X “encendido por compresión controlado por chispa” (SPCCI, Spark Controlled Compression Ignition), en una suerte de término intermedio entre la compresión de un Diesel y el encendido con una bujía de un motor de gasolina. Este motor es capaz de usar una mezcla de gasolina-aire muy pobre en un momento dado para, cuando el pistón está subiendo, inyectar un combustible en torno a la bujía con una mezcla más rica y, así, obtener una combustión rápida y uniforme. Usa recursos, por tanto, de ambos tipos de motores.
Las mejoras de este nuevo motor que pasan por el ajuste de la relación de compresión a 15 a 1 en lugar de los anteriores 16,3 a 1, más parecida a la de un Diesel pero mucho más alta que la de un motor de gasolina. Tiene un mejor control de la combustión con mayor presión en la inyección, pistones modificados, un nuevo software o mejoras en la distribución, concretamente en la admisión. El objetivo de todos los cambios es lograr un mejor control de lo que ocurre en la cámara de combustión que redunda en eficiencia, con una reducción de ese consumo en casi un 8 por ciento.
Así funciona el e-Skyactiv X
Este peculiar funcionamiento casi podría pasar desapercibido para muchos conductores si no fuese porque es posible, en la pantalla central, saber qué está ocurriendo en el motor usando una función que controla el flujo de combustible. La indicación SPCCI encendida nos dirá cuándo está usando esa mezcla pobre y, por tanto, más eficiente es el motor.
En la misma pantalla también puede verse cómo trabaja el sistema de microhibridación, porque incorpora, así mismo, un motor de arranque-generador -generador reversible integrado (ISG) lo llama Mazda, que está accionado por una correa- que recupera electricidad que va a parar a una batería específica -diferente a la convencional- cuando no se acelera. En determinadas circunstancias puede utilizarse esa energía para que ese motor eléctrico apoye con su empuje al de gasolina: por sí mismo puede aportar casi 8 CV y 48 Nm. Con la incorporación de este sistema de apoyo eléctrico, los Mazda con este motor de 186 CV tienen la etiqueta Eco que concede la DGT.
Según nos cuentan en Mazda, este suavísimo motor e-Skyactiv X es capaz de trabajar entre el 95 y 97 por ciento del tiempo con mezcla pobre, es decir, con SPCCI. Y, puestos al volante del Mazda 3 podemos ratificar que ciertamente es así… a condición de que estemos acelerando poco y el régimen de giro de motor no sea alto. ¿Cuánto? Pues mientras mantengamos el motor por debajo de 4.500 rpm -recordemos que la potencia máxima la entrega a 6.000 rpm- y no estemos acelerando mucho.
Si no se cumplen estas condiciones, así como cuando está frío porque acaba de arrancarse, el motor funciona como uno normal y, además de no gastar tan poco como homologa -algo que incluso parece difícil de conseguir: en nuestra prueba, 7,9 l/100 km conduciendo rápido-, modifica algo su respuesta: evoluciona muy linealmente hasta esas 4.500 rpm para, como los motores atmosféricos “de siempre”, ganar claramente empuje en esa fase final de estirada, con un toque de clara deportividad que invita a mantenerse, si queremos reacciones rápidas al acelerador, en esa zona.
Para ello, por lo demás, podemos aseverar que el cambio manual -eso sí, con desarrollos largos, enfocados a rebajar el consumo- es un excelente aliado porque funciona con una suavidad y precisión superlativa. Además, tanto el Mazda 3 como el CX-30 con este motor e-Skyactiv X pueden usar, además de ese cambio manual, uno automático. La tracción puede ser delantera o total en ambos modelos.
Que no trabaje con mezcla pobre cuando está frio se explica en tanto que eso ayuda a que los sistemas de depuración de gases alcancen la temperatura necesaria para ser eficaces. En el Mazda 3 se usan un catalizador de tres vías y un filtro de partículas, además de una válvula EGR que hace que parte de los gases de escape vuelvan al motor.
El ISG puede sumar su empuje, a diferencia de lo que ocurre con otros sistemas parecidos, a casi cualquier régimen. Lo normal es que lo haga en el momento de la arrancada, cuando se inicia el movimiento, pero también puede empujar -y de hecho, así se constata en los gráficos, pues no se advierte nada esa fuerza extra que produce mientras se conduce- a regímenes más elevados. Recibe la energía de la batería de iones de litio de 24 voltios -la otra, es de 12 voltios- que, además, ayuda a que el motor de combustión arranque muy imperceptiblemente cuando se activa el i-Stop, que es como Mazda denomina al sistema de arranque y parada automática.
Con el acabado más básico -Evolution- y tracción delantera, el CX-30 más asequible con este nuevo motor cuesta 32.075 euros, mientras que el más costoso, ya con tracción total y cambio automático, además del acabado Zenith White Safety, supone 42.325 euros.
En el caso del Mazda 3, este abanico abarca desde los 27.645 euros que cuesta con la configuración más sencilla de tracción, cambio y equipamiento con la carrocería de cinco puertas, a los 36.145 que supone elegir el sedán de cuatro accesos con cambio automático. Hay tres niveles de equipamiento: Origin, Evolution y Zenith.
Como curiosidad, la única versión con este motor de 186 CV combinada con la tracción total, en este caso con cambio manual, en el Mazda 3 se liga a la berlina de cinco puertas y cuesta 34.325 euros.
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