Las víctimas de las bombas de racimo, ampliamente usadas en Ucrania, crecen a nivel global

Al menos 314 civiles fallecieron por este tipo de proyectil en 2024, un 43% más que en el año anterior

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Impactos de una bomba de racimo en la región de Jarkov.
Impactos de una bomba de racimo en la región de Jarkov. / EP
Antonio Broto (Efe)

Ginebra, 15 de septiembre 2025 - 12:03

Al menos 314 civiles murieron por bombas de racimo en 2024, un 43% más que en 2023, y este armamento cuyo uso está prohibido por la Convención de Oslo de 2008 sigue usándose ampliamente en conflictos como el de Ucrania, alerta el informe anual de la alianza de ONG Cluster Monitor Coalition (CMC).

En más de tres años de guerra, ataques con este tipo de proyectiles que se disgregan en el aire formando municiones más pequeñas han sido usados por fuerzas tanto rusas como ucranianas, causando al menos 1.200 víctimas, detalla el informe anual, el decimosexto que elabora el centro de monitoreo.

La investigación también denuncia el uso de este armamento el pasado año en Birmania (Myanmar) y en Siria, al menos hasta la caída del régimen de Bachar al Asad en diciembre, mientras que en 2025 Tailandia lo ha usado en su breve conflicto fronterizo con Camboya en julio, e Israel denunció haber sido víctima de ataques iraníes con este tipo de proyectiles en junio.

De las víctimas reportadas en 2024, 257 murieron por ataques con bombas de racimo, mientras que 57 perdieron la vida tras la explosión de restos de este armamento, un problema que afecta de forma desproporcionada a niños, dado que representaron un 42% de las víctimas por este motivo el pasado año.

La salida lituana genera inquietud

El informe recoge con preocupación el hecho de que por primera vez en los 17 años de historia de la convención uno de los Estados parte se haya retirado de ella, cosa que hizo Lituania el pasado marzo, algo que según la coalición podría tener un efecto erosivo en el camino hacia el desarme global.

"Abandonar una convención que prohíbe el uso de armas indiscriminadas socava gravemente ésta, con consecuencias catastróficas para el estado del derecho internacional que protege a los civiles", destacó en un comunicado la directora de CMC, Tamar Gabelnick.

En contraste con la retirada lituana, desde mediados de 2023 se han unido a la convención tres países (Nigeria, Sudán del Sur y Vanuatu), lo que eleva a 112 los Estados parte, y bajo el paraguas del tratado se ha logrado que ninguno de ellos haya usado bombas de racimo desde 2008.

Pese a todo, siguen sin adherirse a la convención potencias militares como Rusia, China, India o Estados Unidos, país este último que según el informe ha realizado al menos siete transferencias de bombas de racimo a Ucrania (otro país no firmante), y en algunos casos transitaron por Alemania, Estado parte de la convención.

En el seno de la Unión Europea, tampoco forman parte de la convención los países bálticos, Finlandia, Polonia, Rumanía o Grecia, y en Latinoamérica siguen sin adherirse Brasil, Argentina y Venezuela.

Proyectiles norcoreanos en Ucrania

Según el informe, 17 países siguen produciendo municiones en racimo o se reservan el derecho a hacerlo, incluyendo Rusia, Estados Unidos, la India, Pakistán, China, Brasil, Irán, Israel, Polonia, Rumanía, Turquía o las dos Coreas, con pruebas de que bombas de racimo norcoreanas se utilizaron en Ucrania este año.

Desde 2008, 42 Estados parte han destruido todas sus existencias de municiones de racimo (1,49 millones de municiones), siendo Perú el último hasta ahora en completar esta labor en diciembre de 2023.

CMC calcula que 29 países están contaminados por restos de este armamento, incluyendo Estados parte de la convención como Afganistán, Alemania, Chile o Somalia.

En 2024 los Estados parte limpiaron unos 100 kilómetros cuadrados contaminados con este armamento, destruyendo al menos 83.000 restos de municiones en racimo, el número más alto de los últimos cinco años.

Los Estados Parte se reunirán del 16 al 19 de septiembre en Ginebra para analizar la situación de la convención, los datos del informe, y el impacto de la salida de Lituania.

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