Cultura

Ágreda: "Las exposiciones me dan pereza, los tebeos son para leerlos"

  • El historietista sevillano inaugura mañana la muestra 'Carta a cinco esposas' dentro del Encuentro del Cómic y la Ilustración

José Luis Ágreda (Sevilla, 1971) es el protagonista de una de las dos exposiciones monográficas que propone la IX edición del Encuentro Internacional del Cómic y la Ilustración de Sevilla, Carta a cinco esposas, que desde mañana y hasta el próximo 7 de diciembre podrá verse en la Sala Imagen. En ella, el ilustrador y dibujante, fogueado en publicaciones tan distintas como El País o El Jueves, revisa el nacimiento y la evolución de otros tantos personajes femeninos surgidos de su imaginación, dos tan conocidos como Carla -protagonista de una divertida serie de álbumes infantiles- y la periodista Maruja Torres -a quien caricaturizó durante años para su columna semanal en EPS-, y otros tres en espera de publicación: Agatha, Isobel y Alicia.

-¿Le pilló por sorpresa la proposición de Paco Cerrejón, director del Encuentro?

-Cuando me propuso la exposición me asusté un poco, porque el color lo trabajo sólo con el ordenador. Así que, ¿cómo lo hago si todos los originales son a lápiz o en blanco y negro? Se me ocurrió crear algo en torno a los personajes en los que trabajo últimamente, todos femeninos. Los hay ya publicados, como Carla y Maruja, pero también otros como Agatha, Isobel y Alicia, todavía en desarrollo.

-¿Siente predilección por los personaje femeninos?

-Antes de empezar con las ilustraciones para Maruja lo cierto es que odiaba dibujar mujeres, porque lo veía mucho más difícil. Pero comencé a hacerlo y en los foros de internet, no sé si porque hay más público masculino, gustaban más los dibujos de chicas. Carla, en concreto, fue un encargo de la editorial y tenía que ser una niña, porque parece que las niñas leen más.

-Recuerdo una columna de Maruja Torres ironizando sobre el hecho de que usted la retratara tan guapa...

-Sí, sí... ¡Pero ése era el encargo! Ponla sofisticada, esbelta... Ella estaba encantada. Al principio casi no teníamos relación, ella hacía el artículo y yo la ilustración. Pero después comenzó a mandármelos con antelación. Me resulta cómodo trabajar con ella, tiene mucho sentido del humor y en eso conectamos.

-Usted dibuja y su hermano Javier es fotógrafo especializado en conciertos. De niños, ¿vivían en casa un ambiente artístico?

-Siempre ha habido cultura en casa, aunque en realidad mis padres no tuvieran interés por un tema específico. Mi hermano mayor, Joaquín, era aficionado a los tebeos y dibujaba mucho. En aquella época vivíamos en Bilbao y él, en la universidad, hacía un fanzine con Álex de la Iglesia. Así que la afición me viene de mi hermano. Siempre había tebeos en casa, los suyos y los míos. Por eso empecé a dibujar. Luego, cuando comencé a estudiar Arquitectura, empecé a publicar en fanzines. Surgió la colaboración con El País y después con El Jueves. A medida que publicaba iba descuidando la carrera. Me falta poco, pero ponerse ahora da bastante pereza. Aunque me sigue interesando mucho la arquitectura. ¿Sabe?, hicimos una exposición en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo muy divertida y ahora varios de los compañeros de la Escuela de Arquitectura estamos preparando un libro de humor en torno a ese tema. La crítica de arquitectura es siempre tan seria...

-¿Qué exposición fue ésa?

-Fue una muestra paródica respecto a esa seriedad, ese tomárselo todo tan a pecho y llegar a asumir ideas bastante absurdas. Era un montaje sobre un grupo de arquitectos punk de los años 70 en Londres, los anarquitectos. Había documentación de los fanzines que hacían, fotos, recortes de periódicos... ¡Pero era todo falso! Todas las actividades que supuestamente habían hecho resultaban absurdas e incluso ridículas, pero nos dimos cuenta de que todo el mundo se lo tragaba. Cuando se enteraban de que era una invención, se quedaban con las ganas de que realmente hubiera existido un grupo así, radical.

-En 2001 recibió el Premio del Salón Internacional del Cómic de Barcelona por Cosecha rosa. ¿Fue un punto de inflexión?

-No, creo que ese punto fue el hecho de entrar en el mercado profesional. El Jueves y las ilustraciones para Maruja me abrieron muchas puertas para la ilustración en publicidad. En El Jueves aprendí de verdad a hacer tebeos. Trabajar a diario te da además herramientas para resolver problemas. Lo más personal que estoy haciendo ahora es para Francia, I Always Smile, que es la historia protagonizada por Isobel. Es una historia adolescente, una comedia al estilo de Cary Grant, pero que intento que tenga esa mezcla mía de humor y ternura.

-¿No resulta un poco esquizofrénico trabajar con tantos personajes a la vez?

-Son muy distintos y estoy acostumbrado. Primero porque es necesario para sobrevivir, tienes que coger cosas de todo tipo, y segundo porque viene bien tener más de un proyecto, así puedes descansar. Cuando estoy harto de Carla, con la que he trabajado durante todo el día, por la noche pienso en cómo continuar la historia de Isobel.

-¿Se pondrán celosas si le pregunto por su favorita?

-El proyecto en el que estoy más volcado ahora es el de Isobel. Son 126 páginas y sólo llevo 40. Agatha es algo todavía más personal, lo hago de cuando en cuando. Incluso cuando quiero calentar las manos me pongo a dibujar agathas. Alicia ha ido surgiendo para una antología en Estados Unidos de la editorial Images. Empezó como una colaboración, hice la primera historieta y me ofrecieron que la continuara. Creo que podría ser un álbum completo. Son muy distintas.

-¿Qué veremos en esta muestra?

-La idea es explicar cómo surge cada personaje, así que cada parte se abre con un retrato y una carta mía a cada una. Se explica también cómo se va haciendo el diseño, cómo el editor puede cambiar algunas cosas. Hay bocetos, storyboards y páginas acabadas, la mayoría a tinta o a lápiz. También habrá reproducciones, pero no resultan tan atractivas. De todos modos, a mí las exposiciones me dan pereza, los tebeos son para leerlos. Veo un original y digo oh, qué curioso, pero a los dos o tres...

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