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Músicas contra la peste | Albéniz

Albéniz por sevillanas

Isaac Albéniz (Camprodón, 1860 - Cambo-les-Bains, 1909)

Isaac Albéniz (Camprodón, 1860 - Cambo-les-Bains, 1909) / D.S.

Con las doce piezas pianísticas escritas entre 1905 y 1908 que componen la suite Iberia, Isaac Albéniz le dio a la música española un punto de referencia que, pasado un siglo, sigue inamovible. Esta "maravilla del piano" (la expresión es de Olivier Messiaen) nace en el momento de la absoluta madurez de un músico cosmopolita que, desde Francia, compone estas Impresiones de su país natal para integrar en ellas el virtuosismo de la gran tradición romántica, el sutil mundo de fantasías oníricas de Gabriel Fauré, las trazas impresionistas de la nueva escuela francesa y el color del nacionalismo español, cuyo fundamento básico le transmitió Felipe Pedrell.

Iberia es por supuesto España, pero sobre todo es Andalucía (diez de las doce piezas le están dedicadas a la región). Sus ritmos, sus colores, sus tipos populares se pasean por estas estampas de una policromía deslumbrante. En Iberia Albéniz se acerca tres veces a Sevilla: primero en una recreación de la procesión del Corpus Christi; después en la evocación del barrio de Triana y finalmente en una visión de la venta de Eritaña. En estos dos últimos casos, Albéniz usa el ritmo de la seguiriya, pero si para Eritaña escribirá lo que él mismo llama unas sevillanas aflijías, en Triana todo es estilización y elegancia.

Aquí traemos Triana interpretada por el pianista y compositor tinerfeño Gustavo Díaz-Jerez. Es esta luz jovial y transparente de la Triana popular, la Triana de los cantes y bailes gitanos, la Triana en la que resuenan rasgueos de guitarras, tacones y castañuelas, todo ello tamizado por la mágica poesía albeniciana, la que hoy nos sirve para alumbrarnos en medio de la oscuridad de la batalla.

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