Ya es oficial. Por una parte, el teatro español atraviesa una verdadera crisis en la creación dramática y, por otra, la dramaturgia ha llegado para quedarse apoderándose de la autoría. Se busca en películas, novelas, cuentos, ensayos de todo tipo, convirtiendo al teatro en el gran espacio de la adaptación en manos de los dramaturgos que estudian, expurgan, cortan y cosen para ofrecernos un espectáculo basado en la obra de otro.
Juan Cavestany realiza la adaptación de De qué hablamos cuando hablamos del amor del escritor estadounidense Raymond Carver, cuento publicado en 1981.
Todo lo que en el papel suena interesante: la experiencia de Cavestany, el prestigio de Andrés Lima, la oportunidad de disfrutar en un escenario de Javier Gutiérrez y de sus compañeros de reparto Vicky Luengo, Daniel Pérez Prada y Mónica Regueiro se va desdibujando a medida que se va desarrollando la función.
El a modo de prólogo con el que comienza Principiantes, muy arriba: un padre alcohólico que es expulsado de la casa familiar por su esposa y una hija que a pesar de haber sido violentada sigue manteniendo intacto su amor paternal es la marca que determinará toda la pieza. Un exagerado estado etílico que conformará toda la interpretación, con ese soniquete de borracho, y una indeterminación sobre si estamos ante una obra dramática o ante un cuentacuentos.
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