Va a ser verdad que los milagros existen. En solo dos ediciones, y ésta acaba de empezar, el Festival de Teatro Barroco Casa de la Moneda ideado por Javier Ossorio se ha consolidado en nuestra ciudad como cita obligada. El miércoles, el presidente de la Academia de las Artes Escénicas de Andalucía, Alfonso Zurro, inauguraba la muestra con una conferencia sobre el teatro barroco ante un público que abarrotaba la sala y participaba activamente en el posterior debate.

Lo cortés no quita lo valiente. Anoche, Mané Solano versionó la novela del Lazarillo de Tormes en una adaptación libre y experimental que sorprendió a un público que agotó las localidades. Si el Lazarillo tuvo muchos amos que le dieron mala vida, el más famoso fue el ciego.

Solano nos propone en esta versión que seamos, por una hora, ese ciego. Que dejemos la vista de lado y disfrutemos de resto de  los sentidos. Al entrar a la sala te facilitan un antifaz, muy cómodo, que nos invitan a ponernos.

Cuatro actores, dos invidentes  y dos videntes juegan al juego que marca el fabuloso Mané Solano. Si eres capaz de dejarte llevar no te quitarás el antifaz mientras dura la obra. Como cuando escuchábamos teatro radiofónico, se llenará de imágenes tu cerebro asistiendo a esta divertidísima versión que tiene el sello inequívoco del gran clown Mané.

Sonidos, agua que te moja, olores, tocamientos,  sustos. Un juego sinestésico que divierte, relaja y te hace pasar un excelente buen rato recordando las desdichas de Lázaro contadas con mucha sorna.

Ayer fue el estreno, se intuye claramente que es de esas obras que van a crecer en cada representación.