Bigott, un tipo "harto de ser feliz"

El cantautor zaragozano, de gira con su disco 'This is the beggining of a beautiful friendship' y uno de los talentos más insólitos de la escena española, cierra hoy en el CAAC los conciertos de 'Nocturama'l Última noche de 'Nocturama'. Bigott. Hoy a las 22:00, en el CAAC. Entradas a 5 euros.

El músico zaragozano Borja Laudo, alias Bigott, en uno de sus paraísos veraniegos.
Francisco Camero / Sevilla

25 de agosto 2010 - 05:00

En ocasiones contesta entrevistas desde un balneario, entre sorbos de gin tonic, eso dice. Alguna vez está lacónico y saca de un bolsillo su temida Sound Machine, un cacharrito del que se escapan carcajadas, aplausos o gritos de película de terror barata, según el botón que pulse. Puede ocurrir que la pregunta no le guste; entonces explica con detalle alguna receta con alitas de pollo. Borja Laudo, zaragozano de la generación del añorado Sergio Algora (El Niño Gusano, La Costa Brava), de quien era un gran amigo, ejerce con escaso disgusto de lunático estelar en la escena del pop underground nacional, y como tal visita hoy el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, en el cierre de Nocturama, junto a su banda al completo, formada por su pareja, Clara Carnicer, Paco Loco y Muni Camón (su inseparable productor y la mujer de éste) y los hermanos Pedro y Esteban Perles.

Esa fama se la debe también a su música. Eso es lo importante. Aunque en cualquier caso insiste en que el tipo que se define como "un tío con pinta de retrasado", o bien como alguien tan afortunado que ya anda "harto de ser feliz", no es un personaje. "¡Soy un lunático, soy un lunático! [cantando con voz engolada]. Ay, parezco José Luis Perales [risas]. Mira, simplemente me lo paso bien. Lo que pasa es que la gente le quiere poner la puntica a todo. Yo soy así, en mi casa soy así. También pasa que mucha gente lee una entrevista y piensa que se ha adentrado en tus profundidades. Por otro lado, la verdad es que a mí me da exactamente igual lo que piense la gente, porque si no me volvería loco", dice en conversación telefónica.

Cuatro discos publicados desde 2006, los tres últimos en años consecutivos, han convertido la trayectoria de Bigott -alias musical de este crooner con maneras de Gran Lebowski baturro- en un refrescante acontecimiento. Breves como disparos pero llenos de felices intuiciones y redondeados por el indefinible encanto de las cosas que no acaban de hacerse completamente en serio, That sentimental sandwich, What a lovely day, Fin y This is the beggining of a beautiful friendship, en orden cronológico, son un compendio alucinado, pero también hondo en emoción y ternura, de weirdfolk, pop de corte clásico, country y psicodelia. Es lo que Bigott llama "la esquizofrenia" de sus discos, donde se perciben igualmente aires de western y soniquetes tropicales junto a una serie de referencias con nombre propio, de Johnny Cash a Los Pekenikes, de Dylan a los Modern Lovers. Una amplísima paleta estilística que ha vuelto a utilizar en su último álbum, aunque para conseguir su conjunto más unitario y más pop hasta la fecha.

"La verdad es que yo no quería hacer absolutamente nada premeditado en este sentido... Pero es cierto que las canciones han salido un poquito más alegres, más movidicas, con las estructuras más definidas. Aunque espero que no parezca un disco lineal y repetitivo, porque eso es justo lo que me aburre como oyente. Un disco tiene que ser muy, muy, muy bueno para que suene todo muy similar y sea guay. Y yo por eso hago discos con diversidad, con eso me lo paso bien. Pero sí, ha salido más pop, eso lo veo. ¡Cuando haces pop ya no hay stop!", dice sobre This is the beggining..., editado por Grabaciones en el Mar.

El ya citado Paco Loco, uno de los productores más atinados y reclamados de la escena independiente española en los últimos años, ha sido una figura crucial en la explosión del aragonés, que no es una figura popular en el más amplio sentido de la palabra pero dejó con el espléndido Fin de ser un secreto incomprensiblemente bien guardado. "Pues ya ves, en realidad Paco no tiene absolutamente ninguna responsabilidad en mi sonido. Nada. Cero -bromea-. Aunque a lo mejor mañana [por hoy] la tiene toda. Estoy muy bien con él. Tengo piscina, la playa al lado, me dan de comer, es un cúmulo de cosicas. Y no estamos todo el día hablando de cómo tendrían que ir las canciones, qué pista es mejor grabar primero... ¡coñazo! Simplemente estamos como si fuéramos una semana a Benidorm, sólo que nos salen discos en lugar de partidas de bingo", explica el cantante, que ya le ha pedido fecha al productor para grabar en sus estudios del Puerto de Santa María "todos los veranos de aquí a diez años".

"Dije que iba a sacar un disco cada año, pero no lo prometí. Que a lo mejor no lo hago y me voy al Himalaya. Ya lo he dicho muchas veces, hasta que me forre no voy a parar. Es mi plan. Y es bueno. Aunque a lo mejor si sigo con este ritmo arruino a mi discográfica y a mi mujer. Y no, no me da miedo que se me agote la inspiración, hay mucha. Me da más miedo cansar a los demás", dice este músico alérgico al glamour y al sentimentalismo y que parece divertirse a veces interpretando el papel de hombre-recién-salido-de-una-caverna. "¿Pero tú has visto las pintas que llevo? ¿De dónde quieres que salga, de El Corte Inglés? No voy a estar ay qué malito, ay esto mal, ay esto no sé qué. ¡Vale ya, hombre! Puedes hacer música un poco más seria y luego estar riéndote todo el día. Claro que sufro a veces, pero de eso va la vida. Es muy aburrido llorar. Además, es realmente muy fina la línea entre ser pesado y ser divertido".

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