Era una posibilidad que flotaba en el ambiente y que el propio artista alentó con la tardanza con la que afrontó el gesto habitualmente protocolario de aceptación del premio. Dos semanas tardó, lo que provocó malestar entre muchos miembros de la Academia sueca. Ayer lo confirmó: Bob Dylan, controvertido ganador del Nobel de Literatura 2016 por crear "nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción estadounidense", no acudirá el próximo 10 de diciembre a Estocolmo para recoger el galardón.

"Él desearía poder recogerlo en persona, pero otros compromisos lo hacen imposible. Y resalta que se siente enormemente honrado por el galardón", explicó en un comunicado la Academia sueca, antes de añadir que "respeta" la decisión del cantautor y de recalcar que "la distinción es aun así suya".

El hecho de que un premiado no viaje para participar en la ceremonia oficial de entrega es poco frecuente, pero no excepcional. Ya ocurrió en ediciones anteriores, también en la categoría de Literatura, con los casos de Doris Lessing (2007), Harold Pinter (2005) y Elfriede Jelinek (2004). Esta vez, el siempre esquivo e impresivisible Robert Zimmerman ha sacado de quicio a algún académico, como el escritor Per Wästberg, que lo llamó "arrogante" por su demora en pronunciarse sobre el premio.