VERTIXE SONORA | CRÍTICA

Lo artificial y lo tradicional

Óscar Carmona (izquierda) y Vertixe Sonora.

Óscar Carmona (izquierda) y Vertixe Sonora. / Federico Mantecón

El festival de música contemporánea que cada año nos trae la más rabiosa actualidad compositiva de la mano de Juan García Rodríguez propició en esta ocasión el estreno mundial de Artificial, del compositor chileno Óscar Carmona. Carmona es profesor de contrapunto y ello se manifiesta en la manera de componer esta especie de suite de ocho tiempos que mira hacia muchas direcciones estéticas, pero que desde el primer tiempo se refleja en el espejo del contrapunto barroco. En una especie de concierto vivaldiano, violín y viola dialogan sobre el tejido electrónico (que hace de orquesta) y con el bajo continuo de la batería.

Lenguaje plenamente tonal, con las clásicas ruedas de acordes en las sucesiones armónicas que sirven de sustento a unas sonoridades de tipo ambiental, con guiños al electrorock y a bandas sonoras distópicas. Resultaron muy interesantes los juegos rítmicos, con momentos del ya clásico phasing y juegos de diálogos de las cuerdas con su propio sonido grabado sobre la marcha.

Vigorosa y bien emsamblada interpretación del conjunto gallego, aunque las reducidas dimensiones de la sala hubieran aconsejado reducir un tanto el volumen para evitar los abundantes momentos de saturación decibélica, sobre todo en los pasajes más extremos del violín.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios