El Carpeta | Crítica

Marcar en silencio

El Carpeta en la seguriya que abre 'A bailar'.

El Carpeta en la seguriya que abre 'A bailar'. / María Chaves

El hijo pequeño de La Farruca se presenta con su propio espectáculo en A bailar, donde cuenta con la colaboración esencial de El Barullo, el hijo de La Faraona, que, además de bailar una soleá tensa, directa, recitó un poema escrito para la ocasión del que es también autor. El Carpeta se presentó con un grupo muy joven, como él mismo lo es, en el que Román Vicenti, que nos regaló un preciso, sutil e intimista toque por tarantas, es la voz de la experiencia. A resultas de la cual tuvimos un espectáculo lleno de percusión corporal, frescura, energía que se desborda, fuerza. Las seguiriyas se presentaron como una suerte de ensayo de las potencialidades rítmicas del grupo. La caña ofreció un divertido arreglo vocal en tanto el titular de la compañía remataba con la brillantez habitual en esta familia. El zapateado fue lírico en la voz de Melchor Santiago que también ofreció una deliciosa balada flamenca, en el día del fallecimiento de Parrita, donde él mismo se acompañó a los teclados, en plan cantautor flamenco.

La de los Farrucos es una de las sagas más eminentes de la historia del flamenco. El abuelo del Carpeta, Farruco, pantentó una forma particular, distinta, de bailar, en donde mezcla los remates eléctricos con los marcajes silenciosos y los paseos a cámara lenta de una manera magistral. Todos sus nietos, y algún biznieto, siguen esta línea bailara, pero todos ellos aportan algo personal a esta forma de entender el baile, que ha creado escuela fuera de la propia familia. El Carpeta, como no podía ser menos, presenta su forma personal de entender él rico legado familiar. El espectáculo A bailar estaba programado en el ciclo Flamenco Viene del Sur para la primavera.

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