Casa de resonancias
Aita. Docuficción, España, 2010, 85 min. Dirección: José María de Orbe. Guión: J. de Orbe y D. Villamediana. Fotografía: Jimmy Gimferrer. Con: Luis Pescador, Mikel Goenaga. Cines: Avenida.
Después de una larga carrera profesional en el ámbito publicitario, José María de Orbe desembarcaba en el cine español con una cinta, La línea recta (2006), que buscaba a toda costa emparentarse con ciertas tendencias del último cine contemporáneo, de los hermanos Dardenne a Gus Van Sant, en su acercamiento distanciado, exterior y silencioso a una joven y sus desplazamientos en la periferia de la gran ciudad.
Para su segundo trabajo, Aita, De Orbe busca también referentes de prestigio cinéfilo, esta vez en una tradición marginal del cine español (el Erice de El espíritu de la colmena o El sol del membrillo, el Guerin de Tren de sombras), y sin perder de vista las mutaciones e hibridaciones del audiovisual contemporáneo que reivindica el diálogo con la experimentación y el arte de vanguardia buscando nuevas formas y espacios de visibilidad.
Aita es un regreso a los orígenes, un retorno a la casa familiar del cineasta en el País Vasco (el Palacio de Murguía, en Guipúzcoa), un lugar abandonado y vacío, erosionado por el tiempo y los elementos, como ejercicio de expiación de fantasmas y búsqueda de las raíces íntimas en el que la memoria se proyecta en una forma singular y evocadora que camina hacia la abstracción y el silencio a partir del contacto con el arte (de Rothko a Oteiza), la luz (y las sombras) y el propio cine y su materia (a través de imágenes de archivo, convenientemente tratadas, del primer cine vasco) como recursos estéticos para entrelazar el pasado con el presente, el mundo de los vivos con el de los muertos.
Cine de cuadros y texturas, Aita adopta la quietud como herramienta con la que diseccionar un espacio simbólico habitado por espectros en el que también conviven, no siempre en armonía, a duras penas, los cuerpos y las voces de dos personajes tal vez interpuestos para rellenar un hueco que no los necesitaba.
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