Madrugar y su encanto

13 de diciembre 2025 - 10:19

Adagio, quizá demasiado concluyente, el de afirmar que a quien madruga Dios le ayuda. No está del todo claro el tema y así pasa que el personal prefiere quedarse a las sábanas pegado en vez de meterse en la aventura de si es cierto o no lo de la ayuda divina. Pasa, sin embargo, que bien debiera el dormilón hacer una raya en el agua y levantarse antes en cualquier mañana festiva, de domingo a ser posible. De esa manera va a encontrarse con una Sevilla inédita a sus ojos, pues en casi todos los rincones hay alguna manifestación que merece la pena.

Pintores aficionados convierten la plaza del Museo en Montmartre de ocasión, o el baratillo aprendiz de jueves que se instala en la Plaza del Cabildo. Aquí, en este último, se encuentran objetos muy curiosos, conque mañana tiene la ocasión de madrugar aunque sea por una sola vez y sin que sirva de precedente, of course.

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