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Cultura

La Choni reescribe su código

  • La bailaora vuelve hoy a los 'Jueves flamencos', el ciclo donde debutó con su propia compañía

En 2006, Asunción Pérez dejó la compañía de Eva Yerbabuena, a la que llegó después de bailar para las de Mario Maya y El Pipa y en obras de Javier Barón o Rafael Campallo, y se atrevió por fin a empezar a recorrer su propio camino. Tejidos al tiempo fue la obra con la que esta bailaora sevillana nacida en 1973, representante de "la hornada de jóvenes artistas universitarios con una gran formación" -habla Manuel Herrera- que a finales de los 90 representó un nuevo empuje y una sensibilidad inevitablemente más contemporánea al mundo del flamenco, estrenó su compañía, Choni Cía. Flamenca, en el ciclo que ya entonces dirigía Herrera, los Jueves flamencos de Cajasol. Esta noche la artista regresa a ese mismo marco con Reencuentros, un espectáculo inédito, aunque en su coreografía habrá dos momentos que rescatarán sendos piezas esa primera aventura en solitario: "Quiero reencontrarme con aquel momento tan especial, con todas esas emociones", dice ella.

Pero La Choni siempre ha preferido mirar hacia adelante que recrearse en la nostalgia. "Si monto algo, lo hago para aprender. Y si no, no lo monto. Así ha sido al menos hasta ahora...", asegura esta bailaora que es también diplomada en Ingeniería informática y licenciada en Arte Dramático, y cuyo "sello", como señala ella misma, ha quedado asociado al diálogo con otras disciplinas, desde el circo (con la compañía Varuma) al teatro (con la exitosísima La Gloria de mi mare, producción suya en colaboración con Juanjo Macías que desde su estreno en la Bienal de 2010 acumula más de 200 representaciones) pasando por ciertos conceptos de la danza contemporánea que integró en aquellos Tejidos al tiempo que le valieron el Giraldillo Revelación en la Bienal de 2008, el cual de alguna manera le indicó que "tan locos no estábamos". Pero pese a ese diálogo con otros géneros y lenguajes, su "registro de baile", asociado a los rasgos más canónicos de la Escuela Sevillana, "es bastante tradicional", matiza La Choni, que con este Reencuentro, y con Compás de espera, el espectáculo que estrenó a principios de mes y espera poder presentar pronto aquí, se ha adentrado en otra etapa, una de búsqueda e incluso de reinvención, en la que se ha propuesto "investigar el baile en otra dimensión", trabajar con "un código diferente al que mi cuerpo ya conoce".

"A mí lo que me gustaría", reconocía ayer la artista en la tradicional tertulia que organiza Cajasol en el día previo a la actuaciones del ciclo, "es que el espectador que esté sentado en el patio de butacas se quede un poco así y diga: ¿ésta es La Choni?". La bailaora está tan segura de su necesidad de probarse, de la sinceridad de ese impulso de "bailar desde otro sitio", que ni siquiera le preocupa lo que pueda parecerle a la crítica este tanteo: "Si soy sincera, me da un poco igual. A mí misma esto me ha costado muchos llantos en el estudio, y no voy a dar marcha atrás ahora", continúa la sevillana, convencida de que "el problema que tenemos los flamencos es que tenemos muchos prejuicios y estamos muy encorsetados".

En Reencuentro, pórtico de esa nueva etapa expresiva, se ha rodeado de su gente de siempre: Raúl Cantizano a la guitarra y Alicia Acuña al cante, junto con Manuel Cañadas también al baile y Rosario Solano, nombre artístico con el que canta fado la hermana de La Choni. Con ellos como red de seguridad, la bailaora se atreverá a sentirse "un poco en el abismo", que es como se siente al intentar "bailar el silencio". Un planteamiento que no dará de lado nunca al flamenco, aunque parte de una búsqueda contenida, íntima y hacia adentro más asociada al baile contemporáneo. "Quiero que el movimiento me lleve a la emoción y no al revés, como hacía antes, que la emoción me llevaba al movimiento. Ha habido tantas veces que me he dicho, ensayando, y ahora qué coño hago... Pero es bonito sentir eso al bailar. Y en esa búsqueda estoy, sí...".

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