Ciclo Pop CAAC | Crítica

La noche de los cantaores psicodélicos

  • Lleno absoluto en la noche del viernes para los conciertos de Derby Motoreta's Burrito Kachimba, Quentin Gas & Los Zíngaros y Vera Fauna dentro del ciclo Pop CAAC.

Dandy Piraña, la voz de Derby Motoreta's

Dandy Piraña, la voz de Derby Motoreta's / Freedesignersevilla

El flamenco sumergido en la lisergia. Cantantes mudados a cantaores en los que primó la euforia sobre el virtuosismo. Si los críticos que se cebaron con El Niño de Elche hubiesen escuchado cantar en la noche del viernes a Quentin Gas el zorongo de García Lorca le hubiesen crucificado; pero no lo hacía en la Bienal, sino en un concierto de rock, y si alguien tiene que mezclar el flamenco, pasándose de histrión, en el escenario con el micrófono; o sin él, a voz rota en grito, subido a un enorme subwoofer, para después invitarte a bailar los ritmos de breakbeat del sintetizador de Bronquio que cubrían los loops vocales que había grabado; o a pelo en mitad del público, mejor que sea como él lo hizo, del modo tan natural como luego le sacaba acordes psicodélicos a su guitarra o terminaba el concierto con un atronador solo de pedalera. Lo has leído bien; si tienes la imagen de cualquier guitar killer, sustituye en tu mente la Stratocaster por un armazón lleno de pedales de efectos y botones que girar y te acercarás a la imagen de Quentin Gas al frente de Los Zíngaros.

Mezcló canciones de su Caravana y de su Sinfonía Universal Cap. 02, disco este que ha mantenido en gira hasta ahora, alargándolas, deformándolas electrónicamente, haciendo incontenible el Deserto Rosso y llenando de magia el Shani , al que puso voz Dandy Piraña, el cantante que después estaría al frente de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, la banda estrella de la noche, la que consiguió colgar el cartel de localidades agotadas en el gran patio del CAAC, la que ha crecido de forma exponencial hasta convertirse en la gran sensación de los escenarios españoles.

Los Motoretas fueron magnéticos, frescos, explosivos; cada vez  queda más lejos el recuerdo de Jesús de la Rosa que surgía escuchando a Dandy porque este ha trascendido, ha educado su voz, ha convertido su imagen en un hipnótico punto visual solamente roto por su paseo entre el público repartiendo abrazos mientras el resto de la banda convertía Samrkanda en un viaje instrumental sin fin que les sirvió incluso para cambiar un ampli roto y fundirlo con Aliento de dragón sin pararse a respirar; o hecho pedazos por el pogo final que convirtió El Salto del gitano en una locura. Hasta ese momento último, los Motoretas desgranaron todas las canciones de su disco, haciéndolas vibrantes, como Grecas, o destempladas, como Somnium Igni; Dandy se transfiguró en Camarón para una Nana del caballo grande que jamás dormiría a nadie porque es trepidante; incluso hubo ocasión para estrenar una canción nueva, Gitana, joya de la fusión del flamenco con el rock más potente, sobre todo cuando termina fundida con los bestiales primeros acordes de Piedra de Sharon, que harían morir de envidia a Black Sabbath.

Vera Fauna también intentaron la fusión, de forma seria a través de Juan el Torta y festiva revisitando a las Papá Levante. Pero a pesar del apreciable trabajo que se vio en sus composiciones la verdad es que nadie recuerda el concierto con que abrieron la noche.

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