Dorantes presentó los temas de su próximo disco, grabado en directo durante este concierto. Eso nos dio la oportunidad de escuchar al pianista lebrijano solo en escena y sin amplificación. Todo un lujo. Se trata de música programática flamenca, pues cada una de las seis piezas que componen este concierto y el disco que saldrá en breve están inspiradas en la propia peripecia vital de su autor. La hazaña es una evocación de su infancia, cuando el niño prueba y amplía sus límites. De ahí el tono épico de la pieza porque la infancia es el descubrimiento del mundo, de nuevos paisajes, y eso es épica. En Corredera entran en escena situaciones familiares y paisajes musicales. Es una evocación de las "fiestas elegantes" como las denominó su autor, de su infancia, de ahí el ritmo de bulería. Arriba en el monte también tiene un pretexto musical, el hallazgo de un bandoneón entre los tesoros musicales familiares. La pieza se inspira, a mi parecer, en los fandangos el oriente andaluz. La puerta es un homenaje al piano, al primer piano que entró en la vida de Dorantes, "una pianola fabricada en Estados Unidos", de ritmo antillano. El paso narra los años en los que conoce y trata de desentrañar los secretos del piano clásico académico. Inspirada con mucha libertad en los estilos flamencos más graves, es la pieza con más peso, con más sonoridad. La ciudad es el mundo, donde la música de Dorantes dialoga con la de otros músicos sobre un tema cantable que se repite y al que se le aplican distintas técnicas de ejecución. La música de Dorantes sigue fiel a los tres principios que le llevaron a conquistar el corazón de los aficionados jondos: el intimismo, el ritmo y un tercero que se deriva de los otros dos, la épica, en contraposición al primero y como consecuencia natural del segundo.