Excelente tragedia policial
Crítica 'Los amos de Brooklyn'
Los amos de Brooklyn. Thriller/Drama. EEUU, 2011, 140 min. Dirección: Antoine Fuqua. Guión: Michael C. Martin. Fotografía: Patrick Murguia. Música: Marcelo Zarvos. Intérpretes: Richard Gere, Don Cheadle, Ethan Hawke, Wesley Snipes, Jesse Williams, Lili Taylor, Ellen Barkin, Will Patton.
Primeros minutos de película: un asesinato a quemarropa en un coche, un tipo que se despierta y se mete en la boca -por este orden- un güisqui y el cañón de una pistola, la muerte de un joven negro en un barrio conflictivo a manos de un policía, tejemanejes de unos traficantes de droga. Todo muy realista, casi documental. Está claro de qué va la cosa. Violencia urbana, corrupción social y policial, infiernos en los que los límites entre policías y delincuentes son imprecisos. Lo que no está tan claro es su sentido. ¿Denuncia social? ¿Cine comercial deshonestamente disfrazado de realismo sucio? La música (del muy apreciable brasileño Marcelo Zarvos) da una pista al principio: suena a estereotipo de cine de acción convencional. Pero afortunadamente esta pista es falsa. Se trata de buen, muy buen, cine comercial del género policial. Sin coartadas ni encubrimientos: buen guión, buena dirección e interpretaciones extraordinarias.
El inestable Antoine Fuqua -capaz de construir buenas películas de acción (Asesinos de reemplazo, El tirador) o bodrios infumables (Rey Arturo, Lágrimas de sol)- rehace la película que le hizo famoso, Training Day; mejorándola al darle más profundidad humana y hondura dramática. En el más conflictivo barrio de la ciudad -en el que además la policía acaba de meter la pata- se ensaya el envío a jóvenes policías con ilusión pero sin experiencia acompañados por veteranos que han perdido lo primero a causa de lo segundo. Uno de los veteranos elegidos es Eddie Dugan (Richard Gere: resucitado como gran actor), un poli amargado y alcoholizado al que sólo le falta una semana para jubilarse. ¿A quién se le ocurrió tan brillante idea? A una computadora. En un mundo de violencia literalmente desalmado (sin conciencia ni alma) los dioses que trenzan el destino de los hombres son los ordenadores.
El coro dramático lo completan, por el lado policial, el corrupto y atormentado Sal (espectacular Ethan Hawke), el desdichado Tango (Don Cheadle), el débil Bill (Will Patton) y la ambiciosa agente Smith (Ellen Barkin); por el lado de los delincuentes reina el traficante Caz (Wesley Snipes). Todos espléndidos: ésta es, fundamentalmente, una película de actores. En realidad es una poderosa tragedia disfrazada de thriller policial; que al final se quita el disfraz para culminar como una tragedia griega. Con un fuerte tono años 70 que puede recordar el Hustle de Aldrich.
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