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Fabulando, donde viven los monstruos y se inventan cosas fabulosas

Paco Camero y Jorge Fernández Sánchez, en el interior de la librería.

Paco Camero y Jorge Fernández Sánchez, en el interior de la librería. / Juan Carlos Vázquez

El Diccionario de la Real Academia define la entrada fabular como el ejercicio de inventar cosas fabulosas, tramas o argumentos, pero a esa descripción la RAE bien podría añadir entre sus sinóminos términos amables como esperanza o ilusión. Así lo sienten los vecinos de Fabulando, la librería que abrió sus puertas hace unas semanas en la calle Francisco de Ariño, entre Arroyo y la Carretera de Carmona, que contemplan el establecimiento con la emoción de una puerta que conecta con otros mundos, allá donde, como revelan los títulos dispuestos en los estantes, viven los monstruos, las princesas pueden ser humanas y se tiran pedos y los puros de corazón albergan dentro de sí mismos una joya interior. Los clientes ya saben que entre los ejemplares de este comercio especializado en literatura infantil y juvenil espera la fantasía, pero también libros de aprendizaje que explican la ciencia y sus prodigios, y obras que enseñan valores en un mundo que aún necesita a gente que crea en la igualdad y la justicia. Por eso, y por el mensaje alentador que supone en un año en que la ciudad ha despedido a varias de sus librerías, los viandantes agradecen la incorporación de Fabulando a su paisaje cotidiano.

"Resulta abrumador el cariño con que el público nos ha recibido", admite Paco Camero, un referente de la prensa cultural que inicia una nueva etapa con Fabulando. "Se nota que esta es una zona en la que hay muchos niños, a la que nos hemos venido familias más o menos jóvenes, y han sido muchos los clientes que nos han dado las gracias, que nos dicen que hacía falta una propuesta así en el vecindario". Para el librero, los fondos en los que conviven las últimas creaciones de autores como Roberto Santiago, Raquel Díaz Reguera y Desirée Acevedo, el legado de maestros como Quino e Ibáñez y publicaciones divulgativas que se remontan al tiempo de los dinosaurios o exploran el espacio conforman un refugio que enriquece la vida de la comunidad. "Sin grandes golpes de pecho y sin discursos en mayúsculas,  defendemos con mucho orgullo el espíritu de librería de barrio, de un negocio cercano, honesto, que va al lado de su clientela, la conoce, y que presta un servicio", continúa Camero.

Porque para el gestor "asociamos a menudo la palabra cultura a grandes acontecimientos que no dejan absolutamente nada detrás una vez que se han celebrado. Lo importante, sin embargo, es la cultura del día a día, y una librería de barrio hace mucho por ella. Si la cultura no se integra en la realidad de la gente, en su cotidianidad, no sirve de mucho, en mi opinión", reivindican desde Fabulando, donde ya preparan actividades para el próximo año. "Hemos arrancado en Navidad, que es una época de mucho movimiento, pero cuando pase el trasiego de las fiestas queremos hacer cuentacuentos, la idea es promover uno al mes, y organizar también talleres: de iniciación a la poesía o de ilustración para niños. Nuestro propósito es que esta librería sea un punto de encuentro más allá de un negocio que tiene que hacer caja, porque todos tenemos facturas que pagar", sostiene Camero.

"Sin grandes golpes de pecho, sin mayúsculas, defendemos con mucho orgullo el espíritu de librería de barrio”

En Fabulando, dicen sus responsables, "no olvidamos que los niños son niños" y entre sus contenidos tienen muy en cuenta el factor lúdico. "La base misma del aprendizaje, eso está más que estudiado, es el juego, y de hecho cada vez está más presente en el currículum escolar", analiza Camero. "Por eso disponemos de juegos educativos y de juegos de mesa, planteados tanto para disputar partidas en familia o para que sean los niños los que jueguen", apunta el librero, que destaca la "oferta sorprendente y de muchísima calidad" que ha encontrado en el sector. "Me adentré en este mundo cuando fui padre, y ya me asombraba, pero ahora que me estoy especializando me impresiona la variedad de propuestas para todos los gustos y todas las edades que hay, herramientas que sirven para la iniciación a la lectura o de apoyo a la educación reglada... Y, por encima de todo, el libro, la lectura, como disfrute, algo que nunca hay que perder de vista".

La tienda de Francisco de Ariño es la segunda que Fabulando tiene en la ciudad: la primera abrió sus puertas en 2019 en la calle Trabajo, en Triana, donde sigue hoy animando la vida de sus vecinos. Jorge Fernández Sánchez, responsable de este establecimiento, sabe que "apostar por algo tan especializado como esto conlleva su riesgo, pero el mundo editorial infantil goza de mejor salud que el otro, el destinado a los adultos". Por su experiencia, el librero ha comprobado que "hay niños que leen muchísimo. Me pregunto si los de nuestra generación hubiésemos tenido la misma relación con los libros si hubiésemos contado con tantos estímulos como hay ahora. Hoy entran chavales en la librería ilusionados por saber cuándo sale la nueva entrega de Los Once, la última serie de Roberto Santiago".

Fernández Sánchez no cree que el audiovisual ni internet sean enemigos. "Está bien, es sano, que los niños vean películas y consuman videojuegos. Y mucha gente busca información en la red de los libros que le interesan, y viene a nosotros a comprarlo. Porque la sensación de tener un libro entre tus manos, sentir la calidad del papel y observar los troquelados... eso no se puede hacer frente a una pantalla, eso no se reproduce en digital", afirma este profesional que venía "de la maquetación, quizás por eso el cuidado que dedicamos al cuento ilustrado en Fabulando". El balance, dice, no invita al derrotismo: "Son muchos los padres y madres que quieren educar a sus hijos en las lecturas, hacerles partícipes de esa maravilla". Por lo que parece, hay esperanza.

Exterior de la librería Fabulando, en Francisco de Ariño. Exterior de la librería Fabulando, en Francisco de Ariño.

Exterior de la librería Fabulando, en Francisco de Ariño. / Juan Carlos Vázquez

Las recomendaciones de los libreros

El gran libro de... (SM)

'El gran libro de...' 'El gran libro de...'

'El gran libro de...'

Desde Fabulando recomiendan El gran libro de..., una colección de volúmenes divulgativos que “se dirigen a un tramo de edad comprendido entre los 8 y los 11 años y explican temas como el funcionamiento de la Tierra, el espacio o los dinosaurios con píldoras informativas”.

Escuela de Monstruos (Montena)

Una serie “con la que disfrutarán los niños de cinco y seis años, destinada a prelectores, con letra mayúscula y poco texto. Son tramas mínimas que se pueden seguir con facilidad. Funcionan muy bien”.

Nos tratamos bien (Beascoa)

En Fabulando expresan su admiración por la obra de Lucía Serrano, “una de las autoras de más éxito y capaz de alertar contra temas como el bullying con una sensibilidad enorme”.

13, Rúe del Percebe (Bruguera)

Ibáñez murió el pasado julio, pero su legado no se olvida. Los devotos “no se limitan a los cuarentones nostálgicos, muchos niños entraron en el universo de Ibáñez de la mano de sus padres. Hay cantera”.

Bluey (Beascoa)

Bluey, señala Jorge Fernández, es “la gran estrella del momento”, el personaje más querido por los pequeños lectores. “Se dio a conocer por la serie de televisión y arrasa. Sus libros son los más demandados ahora. Retrata el día a día de una familia de perros de una forma muy divertida”.

'Julia y los Mortimort'. 'Julia y los Mortimort'.

'Julia y los Mortimort'.

Julia y los Mortimort (Montena)

La ilustradora Raquel Díaz Reguera cambia de registro con la cómica historia de una niña y su terrorífica familia. “Raquel nunca había hecho una serie así, pero se está vendiendo mucho y tiene un gran futuro”.

Donde viven los monstruos (Kalandraka)

El clásico de Maurice Sendak, aseguran desde Fabulando, “es uno de los cuentos que siempre está en el top de ventas de una librería infantil. Se sigue comprando y se sigue recomendando en los colegios. Su magia no se ha agotado”.

La joya interior (Lumen)

Anna Llenas, conocida por El monstruo de colores o Topito Terremoto, reivindica en este libro que “todos tenemos una joya interior, algo que vamos perdiendo cuando somos adultos, con las preocupaciones. Pero hay personas que conservan ese don. Ahí está el secreto de la felicidad”.

Charlie y la fábrica de chocolate (Alfaguara)

En las estanterías de Fabulando Charlie y la fábrica de chocolate convive con Cuentos en verso para niños perversos y Matilda. “La película de Wonka ha vuelto a poner de moda el libro, pero lo cierto es que Roald Dahl nunca pasa de moda”.

Los Once (Planeta)

Los lectores que crecieron con Los Futbolísimos, el fenómeno editorial con el que ha arrasado el escritor Roberto Santiago, “tienen ahora otra serie del mismo autor sobre el mundo de fútbol”.

'Las princesas también se tiran pedos'. 'Las princesas también se tiran pedos'.

'Las princesas también se tiran pedos'.

Las princesas también se tiran pedos (Algar)

Esta obra emblemática de Ilan Brenman no ha perdido vigencia. El autor se rebela contra el cliché de las princesas perfectas y recuerda a las niñas que la gente de verdad es deliciosamente imperfecta.

Siempre Navidad (Triqueta Verde)

Desde Fabulando llaman la atención también sobre el trabajo de la andaluza Desirée Acevedo. “Recomendamos Siempre Navidad por las fechas, pero tiene un montón de libros estupendos”. Pepín, el protagonista, se pregunta “por qué no es siempre Navidad”.

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