ZAHIR ENSEMBLE | CRÍTICA

Tensiones sonoras

Zahir Ensemble en Espacio Turina.

Zahir Ensemble en Espacio Turina. / Luis Ollero

La primera parte de este programa del siempre inquieto y creativo Zahir Ensemble nos traía dos obras de autores vascos separadas por escasos años, ambas creaciones nacidas ya en pleno siglo XXI. Existen, además, lazos comunes que las emparentan y les dan cierto aire de escuela.

En los primeros minutos de Eutsi se impone un ostinato de cuatro notas en el piano que va estableciendo el tejido anímico sobre el que los demás instrumentos irán desplegando colores y armonías. La melodía fluye a girones entrelazados por los juegos cromáticos de los glissandi con armónicos, los soplidos sin vibración en la flauta e incluso palabras pronunciadas en mosaico por los intérpretes.

Con el añadido del clarinete bajo, las tres piezas de Ametsak (Sueños) de Erkoreka exploran la rugosidad del sonido y sus posibilidades expresivas con recursos de técnicas extendidas similares a las ya referidas de la obra anterior, a las que cabe añadir el piano manipulado. Texturas cambiantes y densidades oscilantes se combinan en la segunda parte con dinámicas que van creando un clima de tensión que conduce, con los trinos y trémolos de violín y chelo, a un final inquietante.

En la versión para flauta, clarinete, violín, violonchelo y piano de Anton Webern, la Kammersymphonie nº 1 de Schönberg nos retrotajo a los orígenes de la contemporaneidad musical, con esa sensación de límite que suponen sus armonías al borde de la tonalidad y sus referencias internas al acorde de Tristán. Juan García supo mantener el crispado y tenso clima anímico que precisa esta obra en una interpretación precisa y brillante por parte de todos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios