Cultura

'Giselle' y la danza de las doncellas espectrales llega al Maestranza

  • El teatro abre hoy su programación de 2013 con una joya coreográfica a cargo del prestigioso Ballet Nacional de Letonia.

En sus 90 años de vida el Ballet Nacional de Letonia ha dado al mundo bailarines tan prestigiosos como Mikhail Baryshnikov, Maris Liepa y Alexander Godunov, todos ellos formados en la escuela de esta compañía que fue una de las más destacadas de la antigua Unión Soviética. La formación, que desde 1993 dirige el coreógrafo Aivars Leimanis, se presenta ahora por primera vez en Sevilla para ofrecer su lectura de Giselle, una de las joyas del repertorio romántico. El ballet blanco regresa así al Maestranza -desde hoy al próximo sábado, con entradas disponibles- para alzar el telón de la programación de 2013. La Real Orquesta Sinfónica de Sevilla estará en el foso dirigida por Farhads Stade, "un maestro especializado en ballet que sabe el ritmo de cada solista y del cuerpo de baile. Él hace una labor magnífica porque en este montaje el sonido es tan esencial como la danza", afirmó Leimanis, que fue solista del Ballet Nacional de Letonia durante 20 años y se ha esforzado mucho por reponer ballets clásicos y colaborar con coreógrafos de renombre, además de estrenar con tremendo éxito sus propios montajes.

Más de 70 intérpretes han viajado desde la Europa del Este a la capital andaluza para participar en este programa, que cuenta con el patrocinio de La Caixa. La compañía es la única profesional de ballet en su país y comparte estructura con la Ópera de Letonia así como financiación: un 60% es pública y un 40% corresponde a la taquilla. La ocupación supera el 96% y el ballet se vende incluso más que la ópera.

Riga, su sede, se mantiene como uno de los enclaves de la tradicional escuela rusa de ballet clásico, posición que asentaron maestros como Alexandra Fyodorova, ex primera bailarina del Mariinsky, o Anatole Vitzak. "Pero no sólo conservamos el repertorio de oro del ballet ruso, sino que ofrecemos piezas contemporáneas. No queremos ser exclusivamente un museo de la danza clásica y romántica", aseveró Leimanis. Prueba de esta voluntad de abarcar períodos y estéticas muy diferentes es su colaboración, en 2014, con el español Nacho Duato, de quien interpretarán tres de sus más celebradas coreografías, incluida Gnawa.

Una de las claves del éxito, considera su director, es que "el 98% del personal son egresados de la escuela, lo que nos permite conservar la uniformidad del estilo y crear un cuerpo homogéneo siempre atento a la formación de los bailarines". El Ballet ha recorrido ya los mejores teatros de danza, como el Chatelet de París, La Fenice de Venecia, el Bolshoi de Moscú o la Ópera de Roma. En España sólo habían actuado en el Teatro Calderón de Valladolid. Para Leimanis, "debutar en el Maestranza y con una orquesta que suena así es un sueño".

Como El lago de los cisnes, El Cascanueces o Don Quijote, Giselle es una de las producciones clásicas favoritas del público. "Pocos espectáculos de ballet clásico han llegado intactos desde mediados del siglo XIX hasta hoy. Giselle es una de esas excepciones. Aquí hemos intentado no cambiar nada y preservar la armonía coreográfica. La danza es un diamante que hay que conservar como lo recibimos de los maestros", enfatizó Leimanis.

La primera bailarina Elza Leimane-Martinova, que encarna a Giselle esta noche (la relevan Margarita Demjanoka el jueves y el sábado, y Julija Gurvica el viernes), destaca el "compromiso" de la compañía "por mantener intacta una tradición que se remonta a los días del Ballet de San Petersburgo". Ella, por su parte, se obsesiona "con evitar la sobreactuación, transmitir un estilo correcto y la medida adecuada. Puedes bailar toda la vida Giselle y siempre pensar que se puede hacer mejor".

Este ballet en dos actos atravesado de romanticismo y que aborda el conflicto entre la realidad y la ilusión, donde el amor triunfa sobre la muerte pero desde una mirada nostálgica y fatalista, es de una belleza sobrecogedora pero también de una enorme complejidad técnica y física. "Hay que descansar tras cada función, es una experiencia agotadora", reveló el primer bailarín Raimonds Martinovs, que encarna hoy al conde Albrecht, rol que cede jueves y sábado a Sergejs Neiksins y que el viernes hará suyo Aleksejs Aveckins.

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