Heroica invocación de la alegría

Iberian & Klavier Piano Dúo | Crítica

Iberian & Klavier Piano Dúo en el último concierto de su ciclo beethoveniano para JJMM.
Iberian & Klavier Piano Dúo en el último concierto de su ciclo beethoveniano para JJMM. / P.J.V.

La ficha

Iberian & Klavier Piano Dúo

*** Juventudes Musicales. Iberian & Klavier Piano Dúo: Laura Sierra y Manuel Tévar, piano a cuatro manos. Programa: Sinfonía nº9 en re menor Op.125 ‘Coral’ de Beethoven (en arreglos de Wilhelm Meves [movimientos 1 y 2] y August Horn [movimientos 3 y 4). Lugar: Teatro Cajasol. Fecha: Miércoles 16 de diciembre. Aforo: Lleno (50 espectadores).

Como estaba previsto cuando se concibió el proyecto, y pese a las múltiples dificultades del camino, este ciclo dedicado a Beethoven por Juventudes Musicales culminó justo el día en que se cumplían los 250 años del nacimiento del compositor. Lo hizo con la Novena, una obra revolucionaria en su época, por la introducción de la voz en un género puramente instrumental, y que se ha convertido en un auténtico símbolo (incluso político: de ella sale el himno de la UE) por ese último movimiento coral en el que, a partir de la famosa oda de Schiller, se invoca a la alegría como forma de hermanamiento de todos los seres humanos.

Laura Sierra y Manuel Tévar adoptaron desde el arranque un tono exaltado, incluso imperioso, que tan a menudo suele vincularse con esos valores humanistas en los que enraiza la concepción misma de la obra. Tempo rápido el escogido para ese primer movimiento, con una articulación algo relajada, de legato muy finamente trabajado por otro lado, y un marcado melodismo, que sin duda está en la notable simplificación de las texturas orquestales del arreglo de Meves. Muy contrastado el Scherzo, con su introducción en forte, cambios dinámicos un tanto abruptos y un balanceante rubato de ralentizaciones y accelerandi que le dieron un fuerte sentido dinámico. Fueron dos primeros movimientos descarnados, más atentos acaso a las grandes líneas constructivas que a los detalles, de sonido abierto y agreste, por momentos algo grueso.

En el Adagio el fraseo se hizo mucho más pulido y refinado, el sonido, más elegante, los matices dinámicos más progresivos, acompañados siempre por esas pequeñas inflexiones en el manejo del tempo que tanto favorecen la construcción armónica, orgánica de la pieza. En el Final, tan complejo desde el punto de vista textural, y agotador en su extensión y sus tensiones, se encontraron la exaltación del principio y la sensibilidad del Adagio, con acentos heroicos y un notable relieve en los contrastes, pero extraordinaria delicadeza en las transiciones hasta una coda rabiosa y fulgurante. Fue un final tan digno del espléndido ciclo servido en cinco sesiones por este dúo de músicos españoles, que queda sin duda para el recuerdo de las últimas temporadas de Juventudes Musicales, como de la música incomparable del hombre que partió en dos la historia de la música y nació hace justo 250 años en Bonn.

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