La Imperdible: diversificarse o morir

"Se nota a la sociedad más miedosa y conservadora". Así ve la ciudad en estos tiempos de crisis Gema López, codirectora de La Imperdible. "Se pierden las ganas de probar alternativas, de buscar lo diferente y lo arriesgado", continúa esta empresaria artística que forma, junto con José María Roca, un tándem pionero en la búsqueda de nuevas fórmulas para el teatro y la gestión independiente. La sala La Imperdible se abrió en 1990 como un foco cultural en pleno barrio de San Lorenzo y se cerró a finales de 2007. Desde septiembre, su compañía, Producciones Imperdibles, ocupa el Teatro Duque, en el edificio de Comisiones Obreras de la Plaza del Duque. Se retoma así la actividad teatral en una zona que lleva más de cien años ofreciendo espectáculos -consta que el primer espacio dramático allí ubicado fue demolido en 1789, mientras que en el mismo solar ya se construyó en 1869 un antiguo Teatro Duque-, con épocas gloriosas como la de 1929, coincidiendo con la Exposición Universal.

Pero estar en el meollo de la ciudad no facilita la venta de localidades. Según Gema, con esta situación socioeconómica, la sociedad pierde la capacidad de riesgo, algo que considera "muy preocupante". Para Roca, "una sala necesita un tiempo para que la gente la incluya en su repertorio de posibilidades" y en esta fase se encuentran ahora mismo. Por ello, aplauden iniciativas privadas como la del próximo Teatro Quintero, en la céntrica calle Cuna, como un acicate más para "agitar culturalmente" la ciudad. Teatros históricos del centro como el Llorens, el Álvarez Quintero o el Imperial fueron engullidos por el comercio y el nuevo modelo urbanístico. Según Gema, "es importante que el público venga al centro no sólo a comprar sino también a dejarse llevar por las nuevas propuestas teatrales". Con esta ubicación "temporal" no sólo ocupan un espacio emblemático de la ciudad, sino que recuperan "una zona de difusión de cultura y artes escénicas de Sevilla".

Ante la crisis, imaginación y, sobre todo, diversificación. Ésa es la consigna. "Suficiente crisis es cambiar de edificio", dicen, por lo que apuntan a una "programación que atienda a todos los públicos" como la fórmula si no del éxito sí de la supervivencia.

Con espectáculos que trabajan "directamente con el público", en la línea habitual de las representaciones de Juanjo Macías y Paz de Alarcón, la programación para esta temporada incluye el montaje estilo café-teatro de la compañía Sin Ánimo de Pulcro, con la obra Sinónima y Antónima. Un delirio de cabaret, que hasta el 21 de diciembre llevarán a escena Cristina Almazán y Patricia Díaz. Además, habrá días prefijados para varias disciplinas: un miércoles al mes se reserva para el flamenco con el ciclo Mierc-Olé en colaboración con la Universidad de Sevilla; los jueves son para la Música en directo, que contará con ambigú a la entrada para recrear el ambiente que se vivía en el Almacén de la anterior sala Imperdible; los viernes serán el nuevo día de la pareja con el ya popular 2 por 1; y los sábados y domingos, a las 18:00, se reservará para el teatro infantil, "un público fiel que siempre llena la sala", con obras como Las aventuras de la lata, el latero y la hija del chocolatero o La reina de las nieves.

Como estreno para el nuevo escenario, en enero La Imperdible programa Pareja abierta, un texto de Darío Fo y Franca Rame que será representada por Javier Castro y Belén Larios. Esta obra habla de los problemas de la vida en pareja, de la fidelidad y de sus contradicciones para "reflexionar en clave de comedia sobre el supuesto pensamiento libertario que no es tal en realidad". Un texto clásico que bien merece unas tablas con historia.