Crítica 'El extraordinario viaje de T.S. Spivet'

Inventario de inocencia

El extraordinario viaje de T.S. Spivet. Road movie, Francia-Canadá, 2013, 103 min. Dirección: Jean-Pierre Jeunet. Guión: J.P.J. y Guillaume Laurant. Fotografía: Thomas Hardmeier. Música: Denis Sanacore. Intérpretes: Kyle Catlett, Helena Bonham Carter, Robert Maillet, Judy Davis, Callum Keith Rennie.

La progresiva infantilización del cine de Jean-Pierre Jeunet, que tuvo su punto culminante de condensación en la irritante Amélie, lo conduce inevitablemente a hacer ya un cine propiamente para niños, del que este Extraordinario viaje de T.S. Spivet es última parada hasta la fecha con cambio de paisaje que no así de maneras.

Jeunet es uno de esos directores que tienen en plantilla a asesores que le buscan novelas e historias a la altura (sic) de su estilo. Para la ocasión, el libro homónimo de Reif Larsen parecía adecuarse perfectamente a su gusto por los relatos autoconscientes y juguetones preñados de inocencia, magia e ingenio, desplegados en forma de inventario de ocurrencias, gráficos, mapas y demás parafernalia posmoderna. Un libro que, además, le permite reinventar con su habitual paleta de colores saturados y el brillo digital y límpido del 3D el imaginario de una Norteamérica de ranchos, vaqueros, caravanas, paisajes horizontales y trenes desde la que levantar un inofensivo discurso crítico sobre la familia, la manipulación de los medios o el aprovechamiento del talento.

Con todo, el viaje de nuestro niño listo inventor de la máquina del movimiento perpetuo (convincente en su lúcida candidez Kyle Catlett) no funcionaría emocionalmente sin la coartada sentimental del recuerdo del hermano muerto, leitmotiv que escora toda la historia hacia una blandenguería de sobremesa que Jeunet no puede ni quiere disimular con sus tics digresivos y su tendencia a la caricatura.

Estamos, por tanto, ante una nueva etapa luminosa y happy de una carrera que empezó vislumbrando las zonas de sombra de todo cuento infantil (Delicatessen, La ciudad de los niños perdidos) y que se confunde cada vez más con las formas y modos narrativos de la publicidad vintage.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios