José de la Vega comparte recuerdos en su libro 'El flamenco que viví'
El bailarín posee la mayor colección de dibujos del bailaor y artista plástico Vicente Escudero
El pasado mes de noviembre, la editorial catalana Viceversa presentaba el libro El flamenco que viví. En contra de lo habitual, su autor no es ningún periodista ni investigador flamenco que cuenta o sirve de portavoz a las vivencias de un artista sino que es el mismo artista, el bailarín José de la Vega en este caso, quien proporciona, en primera persona, una atractiva panorámica de los más de 50 años de la historia del flamenco que ha tenido la suerte de vivir y el talento de contar.
Retirado desde 1982 y con una de las academias de baile más prestigiosas de Barcelona, José de la Vega (Utrera, 1931) no es ni ha sido nunca un hombre convencional. Para empezar, no fueron los grandísimos artistas de su tierra los que lo conquistaron para el flamenco sino un libro biográfico del dios de la danza clásica, Nijinsky, el que le despertó, ya en la adolescencia, el gusanillo del baile. Una elección que lo llevó luego a Barcelona, donde desarrolló una brillante carrera que él mismo ha ido describiendo en el libro, entretejida con la de muchos compañeros y protagonistas de una historia apasionante de la que aún faltan muchos testimonios y muchos libros por llegar.
Al ser completamente fruto de su ingenio, De la Vega incluye en el lujoso volumen que, según su propio testimonio "constituye tan sólo una tercera parte del material que tenía preparado", amén de un prólogo de Francisco Hidalgo Gómez, los artículos y las citas que le han parecido interesantes, como el célebre Árbol Genealógico de los Cantes Flamencos de Carlos Almendros, que se reproduce junto a una prolija exposición de cada uno de los palos y, sin empacho de ningún tipo, con los intérpretes que, a su juicio, mejor los han interpretado.
En cuanto a la historia de una danza que, según se dice en la introducción, "brotó posiblemente sin esperar a la música para manifestarse", el autor la divide en cuatro grandes capítulos que con los títulos de Época teatral, Época dorada, el Flamenco en Cataluña y En el candelero, da un repaso a los artistas más representativos del baile y del flamenco en general, de los que, además de divertidas anécdotas y recuerdos personales, ofrece una amplia información bibliográfica. Así va pasando de las figuras de más renombre, como Antonia Mercé La Argentina, Pastora Imperio, Carmen Amaya, Antonio, Rosario, La Argentinita, Pilar López, Matilde Coral, Farruco, Merche Esmeralda o la que fuera su gran amiga, Rosita Durán, a la que dedica el libro, a otras tal vez no menos grandes pero sí un poco más olvidadas, hasta llegar a nuestra época. De ésta hay también un amplio resumen en el que no faltan artistas como Niña Pastori, Israel Galván o Sara Baras, ni formaciones como el Ballet Nacional de España que dirige José Antonio y el Ballet Flamenco de Andalucía que dirige Cristina Hoyos. Una actualidad que José de la Vega enfrenta como espectador privilegiado que no falta a ninguna de las grandes citas con el baile, especialmente la Bienal de Sevilla y el Festival de Jerez.
Pero además de su variado contenido, El flamenco que viví presenta, con sus numerosísimas ilustraciones, un atractivo en verdad extraordinario. Fotos, dibujos y grabados propiedad del propio José de la Vega que es, desde hace tiempo, un gran coleccionista. En ese sentido, merecen una mención especial los fantásticos dibujos y pinturas de Vicente Escudero, de cuya muerte, acaecida en 1980, se celebra en 2010 el treinta aniversario. Una colección que le compró al bailarín y artista vallisoletano en 1974, cuando éste atravesaba una seria crisis económica, y que ha servido de base para exposiciones tan hermosas como la que se presentó en el Centro Andaluz de Flamenco de Jerez en 2004.
Por todo, El flamenco que viví se convierte en una magnífica opción para los generosos Magos.
También te puede interesar
Lo último