MTV EMA 2019

MTV Sevilla: la posiblidad de la música

  • La oferta musical del desembarco de la MTV en Sevilla ha supuesto una oportunidad para acercarse a los conciertos con amplitud de miras y sin ceñirse a un estilo concreto

Una espectadora se alza entre el público congregado la noche del sábado en el CAAC dentro del 'MTV Music Weekend'.

Una espectadora se alza entre el público congregado la noche del sábado en el CAAC dentro del 'MTV Music Weekend'. / Juan Carlos Vázquez

Escribe Michel Houellebecq en La posibilidad de una isla: "Yo no correspondo exactamente a ningún perfil de consumidor inventariado". Esa debería ser la filosofía de quien haya decidido asistir a todos y cada uno de los conciertos ofrecidos por estos los Premios Europeos de la MTV en su edición sevillana. Un ciclo de actuaciones marcado por su amplitud de miras, miradas, estilos, estéticas y discursos. De lo juvenil sin ambición de permanencia, como ese acné quinceañero, a lo kinki de manual, pasando por el rock sin contemplaciones, hasta llegar al punk de centro comercial, pero punk a fin de cuentas.

Todo comenzó en el Cartuja Center, Don Patricio y, sobre todo, Aitana encendieron amores, romances y demás sentimientos, más o menos clasificables. El sudor en las gradas, y también sobre el escenario, esas cuatro bailarinas se ganaron el jornal. Pero no ganaron en sentadillas al cantante de Derby Motoreta's Burrito Kachimba, ese combinado entre Camarón, Led Zeppelin y el Torete, que no sólo proponen canciones, también una estética. Que se dejó sentir en el Monasterio de la Cartuja el viernes por la noche, no fueron pocos los que exhibieron atrezos faciales. Las greñas y las campanas están por regresar. Tiempo al tiempo.

Y muchas camisetas y banderas de Suecia, como en el sueño sevillano de ABBA, representado por Viva Suecia, que volvieron a demostrar que son el grupo y que están en su momento. Son como ese delantero que ve puerta con facilidad, abrazado al gol. No es un milagro.

De regreso a Houellebecq, y a su isla literaria, escribe: "La nostalgia no es un sentimiento estético". Tal vez no compartan esta afirmación los chicos de Carolina Durante, que sonaron arrolladores mientras los tokens se acababan y los barriles de cerveza daban muestras de agotamiento. Y Love of Lesbian versionando a Love of Lesbian, y a Bosé y a La Unión, como ya hicieron Radio Futura, versionándose a ellos mismos (no a Bosé y a La Unión), hasta que dejaron de ser ellos mismos para convertirse en su propia versión. El peligro reside en el coro colectivo, en insistir en ese estribillo que todos conocen.

Han encontrado arena de playa californiana en la Plaza de España. No han necesitado analizarla, ha bastado con escuchar a corazón abierto las canciones de Green Day. Los reyes del cartel justificando su corona, muy fácil cuanto tus fieles están dispuestos a cualquier tipo de sacrificio. La lluvia, qué lluvia. Los horarios, las bullas, las colas, las cosas. Nada importa, hasta el más idiota está dispuesto a recorrer el bulevar de los sueños rotos.

The Struts y León Benavente cumpliendo fielmente con su cometido, ajustados en tiempo y decibelios, encorsetados en cierto modo, pero la causa manda y las nubes portándose como es debido. Nada podía salir mal. Y de nuevo Houellebecq, en la despedida: "Durante la primera parte de tu vida, no te das cuenta de tu felicidad hasta que la has perdido". La música, entonces o después, también ahora, como una posibilidad, antes de que la vida sea una isla.

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