Manolo García | Crónica

Manolo García en la intimidad

  • El músico catalán agotó las entradas para los dos días de presentación de su 'Gira Acústico' en el Palacio de Congresos de Sevilla

Manolo García en el escenario de FIBES.

Manolo García en el escenario de FIBES. / Víctor Rodríguez

García y su banda han ideado unos arreglos dulces, muy rítmicos, para su cancionero, uno de los más extensos del pop hispano de todos los tiempos. Tras el prólogo instrumental a cargo de Olvido Lanza, irrumpe el cantante en escena empujando un carro de cencerros. Lo primero es un discurso contra las redes sociales, "en las que yo también estaba atrapado. Pero conseguí salir". Y luego, uno tras otro, los grandes éxitos en formato íntimo. También hay espacio para la reflexión y para el intercambio de piropos: García sigue mostrando esa complicidad con su público que es una de sus señas de identidad. A lo largo del concierto recibe pequeños obsequios como un poema manuscrito, una fotografía o un ramo de flores que reparte, equitativamente, entre sus músicos. No se trata de un espectáculo nostálgico pero García sabe quién es y quiénes son sus seguidores. La media de edad del público está muy cerca de la suya propia y por eso, cuando encara el repertorio que escribió hace treinta y tantos años se lanza hacia el patio de butacas y canta a un centímetro de nosotros, apelando a la emoción directa. Ataviado de negro, con su toque de fantasía, es el carisma a fuerza de normalidad, el carisma del barrio, de los Manolos, de los García.

Este cantante catalán patentó en los ochenta un estilo propio, tal vez un género. No sólo porque sus melodías sean inmediatamente reconocibles. Sobre todo por su particular estilo vocal donde el pop se mezcla con la copla y algún acento jondo. También, quizá ante todo, por sus letras de lirismo comprometido y léxico particular. A aquellos mensajes crípticos, que alternaba con el humor,  sucedieron las canciones de amor optimista, las de carga ecologista, la filosofía de una resistencia pacífica. De hecho, el concierto tuvo una dedicataria, Greta Thunberg. García cuenta para la propuesta con una banda de lujo compuesta por Olvido Lanza, violín, Ricardo Marín y Víctor Iniesta, ex componente de elbicho, guitarras, Josete Ordóñez, laúd, Juan Carlos García, piano, percusión y coros, Charly Sardá, percusión e Iñigo Goldaracena, contrabajo. Lanza se marca, incluso, un baile por tangos con guiños al maestro Mario Maya y Manolo García, en pleno éxtasis, como su público, se atreve con alguna descarga por bulerías más que meritoria. La pena es que el sonido impidió entender bien las letras, tan importantes para comprender a este artista. Es verdad que su público más fiel las conoce al dedillo y las canta con él, pero yo me quedé en Ya no danzo al son de los tambores y Llanto de pasión.

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