El Mesías participativo | Crítica

Un año más pasó el Mesías

Mantiene la Obra Social La Caixa el patrocinio de este rito navideño, y bien que lo recuerda proyectando su marca en el fondo de la caja acústica durante todo el concierto. Sin embargo, nadie de la producción pareció tener en cuenta que basta una persona (¡una entre los cientos de participantes en este proyecto!) para manejar el sistema de sobretitulado del teatro, una vez más inédito cuando se lo necesita.

Repetía Daniel Reuss, que ya dirigió este Mesías participativo en 2016, pero esta vez en lugar de con la Capella Amsterdam con el Coro de la Orquesta Ciudad de Granada, lo que significaba pasar de 18 voces a 46. Otro concepto, más sinfónico y menos camerístico. El coro granadino respondió a satisfacción, mostrando buen empaste, notable equilibrio y apreciable flexibilidad, especialmente destacable en los fugados. Tras un arranque con algún tropiezo, los coros aficionados tuvieron una de las mejores actuaciones de los últimos años.

Cuarteto solista correcto, sin alharacas, especialmente destacado el dramático tenor Ellicott, emotivo y poderoso. Solset mostró encanto de soprano ligera y línea expresiva en una voz muy delicada. Clara y limpia, aunque con problemas de fiato, resultó la de Hopper, que es mezzo, en absoluto contralto, y más lirismo que terribilitá el que sacó de sus medios Mogg, que es barítono, ni por asomo bajo.

Reuss manejó tempi rápidos y fraseo bien articulado para una orquesta que domina ya la obra sin desfallecimientos ni ostentación. Este Mesías es ya rutina. Feliz Navidad.

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