Ministriles Hispalensis | Crítica

Entretenido viaje renacentista

Ministriles Hispalensis en el Espacio Turina

Ministriles Hispalensis en el Espacio Turina / P.J.V.

Un concierto teatralizado tiene sus riesgos. Hay que acertar con el tono del guion para evitar la severidad pero sin caer en la banalidad, y luego ejecutar lo pensado y escrito con la suficiente soltura. Resultó entretenido el planteamiento de Ministriles Hispalensis, que incluía un par de actores, una marioneta (en representación del cosmógrafo portugués Rui Faleiro) y unas maquetas navieras, que sirvieron para hacer un ligero paseo histórico por la epopeya de Magallanes-Elcano. Acaso lo que no encajó siempre bien fue esa presentación de las obras una a una (supongo que por la ausencia de programa de mano), lo que restó espontaneidad y continuidad al espectáculo.

Musicalmente, se trataba de retratar un tiempo muy concreto, el que rodea la gesta de aquella primera circunnavegación, y hacerlo con un conjunto de ministriles impone restricciones, por más que en algunos momentos a los vientos (corneta, flautas dulces, chirimías, sacabuches, bajón) el violone y la percusión de partida se unieran una guitarra renacentista y un cantante, un César Carazo que no tuvo su mejor día. En sus primeras intervenciones la voz sonó leñosa y lejanísima y la entonación del Ave Maris Stella final fue errática. Sólo en Falai miña amor su voz corrió con la limpieza, claridad y naturalidad a la que acostumbra.

En repertorio, los esperados hits de grupos de este estilo (la moresca, la Spagna, Propiñán...), extraídos de manuscritos y cancioneros del tiempo, y versiones instrumentales de algunas otras piezas alusivas a los acontecimientos recreados. Entre ellas, me pareció especialmente interesante la interpretación de La Justa de Flecha, una versión abreviada pero que resultó muy intensa por la imaginación de los contrastes tímbricos para poner en pie los diferentes registros de la ensalada, con esa moraleja final cantada por todo el grupo. También resultó especial el Heu me domine de Vicente Lusitano, un motete en estilo cromático, que el grupo interpretó desde uno de los palcos de la sala destacando con acierto las muy abruptas disonancias de la obra.

Por otro lado, sólo cabe alabar el estupendo sonido global al que ha llegado Ministriles Hispalensis, mediante la suma eficaz de las incisivas chirimías con las dulces flautas, los hondos sacabuches y el profundo bajón, cuyo perfilado por el registro grave resultó del todo punto excelente,, todo ello articulado con matices muy bien administrados (en intensidad, en tempo, en dinámicas) y una muy apreciable transparencia.

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