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Cultura

Muere el gran historiador John Elliott

  • El hispanista, autor de la monumental biografía del Conde Duque de Olivares, ha fallecido a los 91 años en Oxford

John Elliot, en una imagen de archivo.

John Elliot, en una imagen de archivo. / DS

l historiador británico John Elliott (1930-2021) ha muerto este jueves, a los 91 años de edad, en el Hospital John Radcliffe de Oxford (Reino Unido) debido a una neumonía y problemas renales. John Huxtable Elliott (así era su nombre completo) ha sido uno de los grandes hispanistas de las últimas décadas, con libros fundamentales para conocer los siglos XVI y XVII hispanos, como La España imperial, La revuelta de los catalanes o su monumental biografía del Conde Duque de Olivares.

Antiguo alumno del elitista colegio Eton y de la Universidad de Cambridge, donde se doctoró en Historia, John Elliott era muy conocido en España, país que visitaba continuamente tanto por placer como para participar de su vida académica o investigar en sus archivos, entre ellos el de Indias, en Sevilla. Hombre sencillo y de trato afable, siempre sintió una gran pasión por España, país que conoció en un viaje de estudiante que, como comentó en más de alguna ocasión, le marcó para siempre tanto por la afabilidad de sus gentes como por la riqueza de su patrimonio histórico, especialmente del Museo de El Prado, del que fue patrono. Buena prueba de la fascinación que siempre sintió por el arte español fue su libro Un palacio para el Rey: El Buen Retiro y la corte de Felipe IV, escrito al alimón con el historiador del arte norteamericano Jonathan Brown, uno de los mejores conocedores de la figura de Velázquez.

John Elliott fue uno de los grandes de esa generación de hispanistas británicos que dejaron de contemplar la historia de España como una excepcionalidad o fenómeno exótico dentro del devenir de Europa, para considerarla como una pieza más del continente que, como todas, tiene sus particularidades y sus coincidencias con el resto. Frente a la Leyenda Negra y los lugares comunes, Elliott siempre opuso su rigor extremo, basado en un profundo conocimiento de la historiografía y en el trabajo intenso en los archivos españoles y europeos. Su influencia en varias generaciones de estudiantes e historiadores españoles de las últimas décadas ha sido enorme, por lo que fue nombrado doctor honoris causa por universidades como la de Sevilla, la Complutense o la Carlos III. Como curiosidad, fue el director de tesis de la política popular Cayetana Álvarez de Toledo, quien se doctoró con un estudio sobre la figura del obispo y virrey Juan de Palafox.

Elliott demostró en Sevilla su calidad como docente –labor que ejerció en instituciones tan prestigiosas como el King’s College de Londres o las universidades de Princeton y Oxford, entre otras– durante su paso por el Máster de Estudios Americanos de la Universidad Hispalense, cuyo paraninfo se quedó pequeño el día que dictó la lección inaugural ¿Empezando de nuevo? El ocaso de los imperios en las Américas española y británica. Este periódico destacó en su momento la estampa de los estudiantes sentados en el suelo para escuchar las palabras del maestro, que más bien pareció aquel día una estrella del pop.

Autor de obras fundamentales en la historiografía reciente, su libro más conocido es su monumental biografía del Conde duque de Olivares, el valido de Felipe IV, personaje que dejó de considerar como un hombre oscuro y decadente para resaltar sus aspectos más reformistas y luminosos. Además de los ya citados, otros libros destacados de su amplísima producción historiográfica fueron Revoluciones y rebeliones en la Europa moderna, Lengua e imperio en la España de Felipe IV, La Europa dividida: 1559-1598, o Imperios del mundo atlántico: España y Gran Bretaña en América, entre otros. En el momento de su muerte Elliott estaba trabajando en un libro sobre los imperios de Portugal y España.

España reconoció su gran labor concediéndole el premio Príncipe de Asturias en 1996. Otras distinciones fueron el Premio Balzan, el Premio de Historia Wolfson, la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio y la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica.

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