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Cultura

Nostalgias dieciochescas

XXV Temporada de conciertos. Programa: 'Diario de a bordo', de A. Carretero; Variaciones sobre un tema rococó op. 33, de P. I. Chaikovski; Concierto en Mi bemol 'Dumbarton Oaks', de I. Stravinski; Sinfonía nº 39 en Mi bemol mayor, KV 543, de W. A. Mozart. Violonchelo: Xavier Phillips. Dirección: Marcus Bosch. Fecha: Jueves, 30 de abril. Lugar: Teatro de la Maestranza. Aforo: Casil lleno

El programa de esta semana, centrado en las miradas creativas hacia el pasado, abrió sin embargo con una obra de absoluta novedad, el estreno de Diario de a bordo, de Alberto Carretero. Se trata de una muy atrayente obra, con pasajes incluso fascinantes, basada en la superposición de ostinati (percusión, timbales, trompetas con sordina) como sustento de grandes frescos de timbres y colores, en un ir y venir de oleadas de sonido bien dosificadas y culminadas por un espléndido crescendo. La orquesta sonó con enorme garra y los percusionistas y el timbalero alcanzaron un muy alto nivel.

Para las ensoñaciones rococós de Chaikovski saltó la sorpresa en la figura del violonchelista francés Xavier Phillips. La gesticulación es adusta y contenida y el fraseo se caracteriza por su apolíneo sentido de la medida expresiva, sin excesos, pero sabiendo alcanzar el núcleo de significado de cada frase con la intensidad precisa. Con un sonido cálido, rico en armónicos, muy bien redondeado y sin asperezas, Phillips controló en todo momento la afinación, incluso en los complicados pasajes sobreagudos con las cuerdas pisadas al aire. A su fraseo poético en los momentos líricos le sucedía una pasmosa facilidad para las agilidades, con pasajes espléndidos en la coda final como la envolvente frase a dobles cuerdas de los últimos compases.

Desde el punto de vista del director, su mejor prestación estuvo en la obra de Stravinski, favorecida por su disposición de cámara y, sobre todo, por unos muy inspirados músicos que se recrearon, de la precisa mano de Bosch, en los juegos de timbres y de colores y en el jugueteo con los ritmos cruzados y cambiantes.

Bosch quiso acercarse a la sinfonía de Mozart sin adherencias romantizantes, con ataques enérgicos, fraseo cortante y tiempos vivos. Pero aquí ya los violines no siempre respondieron con precisión, empaste y brillo.

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