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Olivier Bonnassies: "Tanto el principio del universo como sus ajustes son imposibles desde el azar, desde la nada"

Olivier Bonnassies en Sevilla

Olivier Bonnassies en Sevilla / DS

¿Es demostrable, desde la ciencia, la existencia de un dios creador? ¿Cuál fue el origen del universo? ¿Desaparecerá? ¿La teoría de la relatividad de Einstein abre la posibilidad de un universo creado por dios? ¿El materialismo histórico de Marx es una creencia irracional? Son algunas de las preguntas que tratan de resolverse en el ensayo Dios. La ciencia. Las pruebas. El albor de una revolución, de los autores franceses Michel-Yves Bolloré y Olivier Bonnassies. Nos atiende el segundo, licenciado en Teología por el Instituto Católico de París y diplomado en el Instituto HEC, escuela de estudios superiores de comercio en la capital francesa. Con Bonnassies conversamos sobre una publicación controvertida que ha sido, nos cuentan, un éxito de ventas en Francia.

-¿Cuál es el origen del universo, según su criterio?

La cuestión del origen del universo se plantea desde los orígenes de todo, incluso desde los orígenes del ateísmo. El primero que lo plantea es el filósofo griego Parménides. También Heráclito, Demócrito. Ellos expresaron un principio muy válido en filosofía: «Ex nihilo nihil fit». Es decir: nada surge de la nada. Si un día hubiese habido la nada absoluta, seguiríamos en esa nada absoluta. Porque no hay razón alguna para que de la nada surja algo. Por lo que, si estamos aquí, es porque ha habido algo previo, siempre algo previo, que ha tenido existencia.

Se abren por tanto dos posibilidades en este punto: o bien la solución atea, es decir, que la materia siempre ha estado ahí, o la segunda solución, que viene de la Biblia y otras corrientes, y que nos dice que hay un dios que ha creado el universo en un momento determinado. En definitiva, algo siempre ha existido. O la materia o dios. Pero Einstein ya dijo que espacio, tiempo y materia estaban relacionados y que no podían existir uno sin otro, así que si ha habido un principio -un tiempo- para el espacio y para la materia, es evidente que ha habido algo antes de lo que brota esto. Esa causa original no puede ser por tanto ni material ni temporal ni espacial. Sino trascendente.  

-¿El universo desaparecerá? Si es así, ¿se le puede poner una fecha, un tiempo?

No podemos decir cosas con absoluta certeza sobre el fin del universo, pero tenemos nuestras hipótesis. La primera ciencia que pone sobre la mesa la cuestión del fin del universo es la termodinámica. La termodinámica es complicada, pero a su vez muy simple. Quiere decir que el universo se desgasta, como una vela o como el fuego de una chimenea. Vendrá sin duda la muerte térmica del universo, se apagarán las estrellas, el universo se contraerá según la teoría del Big Crunch.

-¿Y si en lugar de un dios ha sido el azar el creador del universo?

Tanto el principio del universo como sus ajustes son imposibles desde el azar, desde la nada. Para un principio –y para los ajustes del universo- hace falta una causa. También hay gente que piensa que todo esto es una cuestión de suerte. Bueno, es posible tener suerte. Pero pongamos un ejemplo: si hacemos una lotería mundial y le toca a una persona, esa persona, efectivamente, habrá tenido suerte. Sólo esa persona. Pero si hacemos una segunda lotería mundial, y de nuevo es la misma persona a la que toca, es que esta ha tenido muchísima suerte. Y si repetimos el proceso, y le toca a la misma persona… entonces la policía vendrá a ver a esa persona para decirle que está haciendo trampa. Porque eso no es posible. Aquí, en el universo, es igual. No hay solamente una constante que se esté ajustando o arreglando, es que son muchísimas constantes. No puede ser todo intervención del azar. Einstein decía: “Toda persona que está implicada de manera seria en los avances de la ciencia toma conciencia de la presencia manifiesta de un espíritu inmensamente superior al del hombre”.

"Nosotros damos en el libro doce pruebas. Podríamos dar más. Lo principal es que hay un principio tanto para el espacio como para la materia".

-Pero usted en el libro también recopila frases de Einstein que niegan la existencia de dios.

Sí, Einstein era un gran científico, pero no era un gran teólogo. Tiene un campo de competencia propia, que es la ciencia, pero en el resto de ámbitos era un hombre como cualquiera. En su campo de competencia, la ciencia, Einstein sí dice que detrás de todo estamos obligados a pensar que hay un espíritu inteligente. Aunque él no creía en el dios de la Biblia, en el dios de las religiones. Pero, reitero, sobre las religiones Einstein no es competente. No es su campo.

-En el ensayo trata de argumentar por qué el pueblo judío es un pueblo elegido.

El pueblo judío es lo que se llama un enigma, o una anomalía. Hace 3500 años el pueblo judío decía que era el pueblo elegido, que dios había elegido a este pueblo. Y 3500 años más tarde todos los pueblos de la antigüedad han desaparecido, menos uno: los judíos. Además, el pueblo judío tiene una influencia desproporcionada en la historia. Hemos hecho una lista de varios temas en los que el pueblo judío destaca –es el único pueblo que ha sobrevivido a diversos exilios; el único que, expulsado de su tierra, volvió a encontrarla dieciocho siglos después; vienen de uno de los escasos países, cuya capital, si bien es una ciudad sin gran interés económico, resulta ser el centro de una de las principales tensiones geopolíticas internacionales…-. ¿Cómo es posible todo ello sin un dios detrás? Pasa igual con Fátima.

-¿Por qué cree usted en el milagro de Fátima -lo aborda en el libro-?

No es que creamos en Fátima, es que estudiamos el fenómeno, que está muy bien documentado, y nos planteamos si se puede explicar más allá de lo sobrenatural. ¿Qué pasó en Fátima? Tres niños, de menos de diez años, que no sabían leer ni escribir, y dicen que la Virgen María se les ha aparecido. En un país totalmente anticlerical. Y dicen que la Virgen se aparece todos los trece de cada mes. En un mes de julio dicen los niños que, dentro de tres meses, la Virgen va a dar una señal para que todos puedan creer. En octubre vienen a Fátima decenas de miles de personas. Todos, creyentes y no creyentes, asisten a un milagro como nunca se ha visto en la historia de la humanidad. Nosotros buscamos una explicación. ¿Cuál es? Bien: o no ha pasado nada –no es posible, tenemos testimonios-, o bien los niños han inventado una mentira, o, bueno, era un fenómeno cósmico… La hipótesis que se suele dar es que todo fue un fenómeno meteorológico, pero incluso siendo así, cómo explicar que los niños sepan tres meses antes el sitio, la fecha, el lugar de lo que sucedió. Nadie ha dado una explicación racional a este hecho.

-Resumiendo: ¿cuáles diría usted que son las pruebas de la existencia de dios?

Nosotros damos en el libro doce pruebas. Podríamos dar más. Lo principal es que hay un principio tanto para el espacio como para la materia. Aunque aquí hay que comprender la palabra prueba. Esta tiene dos sentidos: la prueba formal –la de las matemáticas, por ejemplo-, pero hay otra, la prueba intelectual o material. Si usted es Sherlock Holmes, y va a hacer una investigación, tendrá el ADN, el teléfono móvil, la confesión, la cámara de vídeo que graba… Todo esto converge en una culpabilidad. Pero ninguna de ellas es una prueba absoluta. Aunque son pruebas. El catecismo de la Iglesia Católica dice que la prueba de Dios son argumentos convergentes y convincentes que permiten llegar a una certeza. No hay que confundir esto con las demostraciones matemáticas absolutas, que por otra parte no existen en el mundo real.

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