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Pat Metheny | crítica

Explosión de texturas, tonos y melodías

  • Pat Metheny, junto a dos grandes músicos muy jóvenes que le acompañan en su actual gira, 'Side Eye', hizo un alto en la tarde del domingo en el Teatro de la Maestranza, que se encontraba practicamente lleno de amantes del jazz y de los innovadores sonidos del genial guitarrista

Pat Metheny Trío

Pat Metheny Trío / Guillermo Mendo / Teatro de la Maestranza

No estábamos muy seguros de qué nos íbamos a encontrar en la tarde/noche del domigo -el concierto comenzó a las ocho y terminó bien pasadas las diez y media- en el Teatro de la Maestranza, porque Pat Metheny venía con una formación bastante novedosa en esta gira, en la que está presentando su última obra, Side Eye. Sus guitarras, de las que empleó varias, eléctricas y acústicas, venían respaldadas por la batería de Joe Dyson y el piano, los teclados y sintetizadores de Chris Fishman, dos músicos muy jóvenes pero magistrales, a los que Pat había seleccionado para que tengan exposición pública a la vez que él los acoge bajo su tutoría. Llegarán muy lejos, a tenor de lo que escuchamos aquí. El propio Metheny resultó muy fiel a su odio por las etiquetas, a su desdén por las limitaciones, y durante el concierto cubrió una amplia gama de estilos musicales; hay que tener presente que él es el único músico que ha ganado el Grammy en diez categorías diferentes. Aunque hay que reconocer también que la mayoría de las piezas despidieron vibraciones principalmente jazzies.

Metheny comenzó la sesión sentado en mitad del escenario, flanqueado en la parte derecha por la batería y en la izquierda por el set electrónico, con sus asientos todavía vacíos. En solitario, con su alucinante guitarra Pikasso, estuvo improvisando y extrayendo de ella tanta música, a partir del conglomerado masivo de las 42 cuerdas que tiene este instrumento de madera y metal, que teníamos que fijarnos atentamente en lo que hacía para asegurarnos de que todo lo que sonaba venía de un solo hombre.

Una vez los tres juntos, se unieron en una versión acelerada de So May It Secretly Begin, precisamente uno de los temas con los que Metheny ganó uno de los Grammys mencionados, este a la mejor fusión de jazz. Esta reinterpretación de sus temas, con tempos, de drama acentuado, diferentes a los que tienen en sus grabaciones, se mantuvo cuando comenzaron a presentar los que componen Side Eye -disco en el que de por sí suenan muy diferentes a cómo los editó originalmente hace años-, de los que hicieron tres seguidos. En Better Days Ahead destacó el tono y la musicalidad que le añadieron los teclados de Fishman, extendidos en un largo solo de órgano que agregó algo nuevo a este clásico y mostró las considerables habilidades que le apreciamos durante el resto de la sesión. Dyson, por su parte, salpicó toda la pieza con los platillos de su batería, que usó todo el rato prácticamente más que la caja, incluso; mientras Metheny sacó de su guitarra algunos de los tonos más delicados del concierto. Bright Size me sorprendió porque es una pieza de la primera vez que Metheny grabó en solitario y cuando lo hizo tenía a su lado nada menos que a Jaco Pastorius tocando el bajo sin trastes y aquí, sin embargo, no había bajista siquiera, lo que me llevó a pensar que iba a sonar hueca o sin profundidad, pero no fue así en absoluto porque Fishman manejó con mucha habilidad el sintetizador, con su mano izquierda, lanzando pistas de bajo pregrabadas, mientras con la derecha continuaba tocando el piano y el órgano, en un espectáculo de destreza y reinterpretación innovadora. A lo largo del concierto continuó lanzado así las partes de bajo, aunque a veces, cuando necesitaba tocar a la vez piano y órgano, era Metheny quien se ocupaba de hacerlo con las cuerdas más graves de su guitarra. Y llegó el swing con una versión de Timeline, una composición de Metheny que salió en un disco de Michael Brecker, con un trabajo intenso en una sola cuerda, montones de acordes de be bop y nuevo lucimiento de Fishman en su solo de teclado, que construyó un trasfondo formado no solo por los sonidos más modernos de su sintetizador, sino también por la herencia de los pianistas de blues clásicos, fusionando el pasado y el presente de una manera genial con sus cuidadosas maniobras sobre las teclas. Esta forma de tocar este tema demostró como el enfoque de Metheny hacia la música siempre ha sido el de mirar hacia adelante, y si eso ya queda patente en las interpretaciones que hacen en el disco, en directo en el teatro todavía se evidenció más. Always and Forever fue otra muestra de tacto y tono, en una versión increíblemente delicada y de buen gusto.

Pat Metheny Pat Metheny

Pat Metheny / Guillermo Mendo / Teatro de la Maestranza

Enorme fue el flujo y reflujo de las piezas que siguieron, entre las que reconocí When We Were Free, con un excelente solo de batería de Dyson, y Message to a Friend, en las que la gran gama de guitarras de Metheny se adaptaba perfectamente a los estados de ánimo que convocaba. Pasaba de la serenidad al sonido eléctrico sintético, característico también de él en otras épocas, con una guitarra que emitía un sonido que parecía más el de una trompeta, con la que lanzó un puñado de solos con los que se perdió durante un buen rato en el interior de la música. Más sutil se mostró cuando se ayudó para It Starts When We Disappear de una versión reducida del extraño artefacto al que llama Orchestrion, compuesto de un vibráfono, marimbas, instrumentos musicales acústicos y eléctricos que se controlan mecánicamente usando válvulas solenoides y sistemas neumáticos que se controlaban desde la guitarra de Metheny -eso me pareció, más bien- o desde los teclados de Fishman, que no llegué a poder asegurarme de ello del todo.

Uno de los mejores momentos de la noche llegó cuando Metheny interpretó a dúo con cada uno de sus dos músicos unos pasajes, entre la improvisación y la estructura predecible. Comenzó con Fishman, permaneciendo a oscuras el área de la batería, que cubrió casi todo el espacio sonoro de Phase Dance con su piano y sus teclados, de una forma muy lenta y sutil. Tras apagarse la luz de ese rincón se encendió el de la batería y fue entonces cuando Dyson tuvo su mejor oportunidad de mostrar su variedad de toques percusivos a través de unas rendiciones de Broadway Blues, mezclada con Turnaround, muy jazzísticas; dos piezas de Ornette Coleman, con las que tuvo tantas diferencias en la primera como similitudes en la segunda. El set terminó con Zenith Blue, otra de las piezas que Metheny ha recuperado en este disco que presentaban.

Pero los bises se alargaron, con Metheny saliendo una y otra vez, solo y con los otros dos, para interpretarnos cinco piezas más. Aunque, a decir verdad, más que cinco, fueron diez o doce, porque el primer bis fue un medley acústico, pacífico, de esos que nos inducen al trance, con muchas de las melodías más significativas de su carrera: Minuano, Last Train Home, This Is Not America… del trance mencionado nos sacó el trío completo con una conmovedora interpretación de Are You Going with Me?, con la que no cayeron en la trampa de simplemente regurgitar la melodía, sino de abrirla para permitir nuevas posibilidades, con una instrumentación, que al ser más escasa que en su versión original, le dio más crudeza a la música. Eso volvió a ocurrir después, cuando salieron por segunda vez e interpretaron Song for Bilbao, después de que Metheny, también en solitario, improvisase todo lo que se le ocurrió a través del Make Peace que hace años grabó junto a Brad Mehldau. Todavía salió Metheny una tercera vez para recrear a solas con su guitarra, improvisando sobre la base de su mítica melodía, el And I Love Her de los Beatles, que dejó contentos a todos los que se acercaban ayer a su música por primera vez.

El concierto de Pat Metheny, en este formato de trío, fue de nuevo una efusión expansiva de texturas, tonos y melodías, a los que este gran guitarrista se acerca con su instrumento como pocos más pueden hacerlo. Seguro que muchos de los espectadores no eran fanáticos del jazz, pero la de ayer fue una experiencia que cualquier amante de la guitarra, en particular, y de la música, en general, debería disfrutar al menos una vez en la vida. El teatro estaba prácticamente lleno y todos quedamos asombrados y exhaustos por las ráfagas de notas y la tensión creada en el escenario por Metheny, uno de los últimos grandes de otra era, Fishman y Dyson, discípulos a los que veremos de nuevo, convertidos en maestros de la era actual.

Pat Metheny Trío Pat Metheny Trío

Pat Metheny Trío / Guillermo Mendo / Teatro de la Maestranza

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