Perrate, Arbol, Almaclara, Yeli, Yeli

Perrate envuelto en sombras

Perrate y Arbol en una imagen promocional.

Perrate y Arbol en una imagen promocional.

El Lope de Vega, el más emblemático de los teatros de nuestra ciudad, ha echado el cierre de la temporada, seguramente la más corta de su historia de apenas dos meses de duración. Y lo ha hecho con una propuesta doble, en la que dos cantaores flamencos se han presentado en la escena con acompañamiento de electrónica. Yeli, Yeli, ya la pudimos ver en su momento en la pasada Bienal de Arte Flamenco de Sevilla.

Tomás de Perrate posee una voz poderosa y telúrica. Su concierto trascurrió, mayoritariamente, por los caminos de la tradición flamenca. Estilos jondos tradicionales, en letras y músicas, adornados de convencionales arreglos de cuerda, percusión y electrónica. A veces daba la impresión de que los arreglos de cuerda trascurrían por territorios armónicos completamente ajenos al cante. Arreglos en modo menor, mayoritariamente, para cantes modales y en mayor. Miguel Marín, como el acompañamiento general, destacó, ante todo, en la percusión desnuda. Con todo, se trata de una propuesta eminenmetemente intelectual. Y este proceder, en el flamenco, a veces no resulta. Perrate señaló que se trataba de un experimento más bien serio, aunque jugó bastante con los sonidos guturales de su voz y se divirtió en el escenario.

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