Concierto de Rosalía en Sevilla

Rosalía: colisión cultural

  • La artista ha iniciado su Motomami World Tour, que tendrá la próxima parada este sábado en el Estadio de la Cartuja

Ensayos de Motomami World Tour

Ensayos de Motomami World Tour / Live Nation

Rosalía es la figura más controvertida de la escena musical actual, sin ninguna duda. Se puede decir que su carrera está marcada por las contradicciones, por la transgresión, pero más allá de ser un producto de mero marketing, su carrera está siendo fruto de su propio trabajo. Ella no es solo la intérprete de sus canciones, la que pone la voz -maravillosa, por otra parte- y da la cara -incluso el cuerpo entero, cargado de sensualidad-, sino que es también la compositora, productora y directora artística del proyecto con el que está arrasando internacionalmente. Cada uno de los detalles que lo componen está supervisado por ella misma. Con Motomami, su tercer disco, ha ido mucho más allá de las raíces flamencas del primero de ellos, Los ángeles; más allá incluso de la experimentación que demostró en el segundo, El mal querer. Sus nuevas canciones estallan en una colisión cultural que sobrepasa cualquier tipo de fusión que hayamos conocido en la música, por muy vanguardista que esta fuese. Y eso desubica a toda la gente, ya fuese anteriormente seguidora de ella o recién llegada a su arte, que no quiere, no puede, o no sabe comprender su nuevo contexto.

Tampoco se puede decir que Rosalía se haya reinventado en Motomami, sino que ha desarrollado conceptos que ya le eran propios. Creció escuchando a Camarón, La Niña de los Peines, Lola Flores, pero desde los trece años bailaba con sus primas el reguetón de Don Omar, de Daddy Yankee, de Zion & Lennox; para ella es tan natural la musicalidad del flamenco como la del denbow, por eso no demuestra ningún tipo de complejos abrazando códigos musicales tan diferentes; no muestra prejuicio alguno en mezclar el reguetón con el jazz y meterle autotune al flamenco, porque todos esos códigos forman parte de la propia Rosalía. Si ella entona unas bulerías y al momento samplea una melodía de Burial que a su vez provenía de otra de Ray J, no está haciendo una apropiación indebida, sino una invitación a la convivencia sin discriminaciones, que es la que ella ha mantenido con todos sus vecinos, tanto los de San Cugat del Vallés como los de Los Angeles, a pesar de ser lugares con puntos de referencia sociales tan diferentes como los artísticos y de que en el primero se entendía con su familia y sus raíces y en el segundo con personas que nunca están en paz entre estrellas y jeringas, como le cuenta a su sobrino Genís en la canción de cuna que le dedica en Motomami. Este pluralismo es una extensión de sí misma y por eso Rosalía, en constante movimiento, no se pregunta si lo que hace es apropiado o inapropiado, correcto o incorrecto, se siente libre de hacerlo porque sabe que es fiel a sí misma.

Rosalía con parte del equipo de Motomami World Tour Rosalía con parte del equipo de Motomami World Tour

Rosalía con parte del equipo de Motomami World Tour / Live Nation

Tres años le ha llevado la creación de Motomami desde su génesis hasta que terminó de grabarlo en Barcelona, Miami, Puerto Rico, República Dominicana, Nueva York y Los Angeles. Ahora va a mostrar el resultado en directo a dieciséis países, durante la gira Motomami World Tour, que comenzó el día 6 en Almería y tiene su segunda parada el día 9 en el Estadio de la Cartuja. Aunque decir que va a hacerlo en directo es algo que tendríamos que matizar, porque totalmente en vivo solo estará su voz, con algún apunte de un teclista ocasional y la guitarra que la propia Rosalía tendrá entre sus manos unos momentos, ya que la música que le acompañará a ella y a sus bailarines no saldrá de músicos presentes en el escenario, sino de aplastantes bases pregrabadas.

Y con ello volvemos a la dualidad que caracteriza a Rosalía, atisbada ya desde el título de su obra, compuesto por dos palabras japonesas, moto y mami, que sirven para definir términos tan contrarios como fuerza y fragilidad. ¿Esta puesta en escena es innovadora o es una concesión a la facilidad? ¿Consigue con ella borrar las líneas convencionales de una representación en directo, de un concierto propiamente dicho, o se limita a refrescar los que ya hacían décadas atrás Madonna o Kraftwerk? Se unirán tantas personas a un bando como al otro, pero yo, personalmente, estoy mucho más cerca de las primeras opciones de cada cuestión; no es en absoluto deseable que el futuro de los conciertos pase por la sustitución de músicos de verdad por máquinas que hagan su trabajo, sin embargo, estamos ante un proceso creativo en el que la propia artista ha concentrado su atención en cada detalle artístico. No hay músicos pero, aparte del personal externo a la gira de cada ciudad, hay más de un centenar de personas detrás de todas las especialidades imprescindibles para que el espectáculo salga adelante.

Rosalía ha conseguido hacer realidad lo que solo veía en sus sueños; ha dado forma a un producto del que llevaba mucho tiempo imaginando todos sus detalles, combinando en él la mayor cantidad posible de sus plurales referentes. Y el sábado nos lo va a brindar a los sevillanos, que deberíamos ir a apreciar su esfuerzo en la forma a la que se refería uno de nuestros mejores guitarristas locales: dejando en casa al policía musical que todos llevamos dentro.

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