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RAFAEL RUIBÉRRIZ & CRISTINA LUCIO-VILLEGAS | CRÍTICA

Olores y colores en una flauta

Rafael Ruibérriz y Cristina Lucio-Villegas

Rafael Ruibérriz y Cristina Lucio-Villegas / D.S.

‘Belle Époque. Dédié a M. Taffanel’. El título de este programa ya nos situaba en el corazón del mundo musical parisino, en su Conservatorio, a caballo entre los siglos XIX y XX y centrado más concretamente en la cátedra de flauta ejercida durante décadas por Paul Taffanel. Taffanel fue dedicatario o inductor de numerosas composiciones, algunas de las cuales sonaron anoche en un magnífico concierto lleno de aromas, de colores y de glamour.

El núcleo del programa lo constituía la magnífica sonata dedicada a Taffanel por Charles Wilfrid de Beriot, hijo de la Malibrán y, por ello, nieto del sevillano Manuel García. Obra de sólida construcción y de espléndida inspiración, encontró en los intérpretes a sus traductores ideales. Lucio-Villegas aportó una versión llena de brillantez y de sutilidad en la articulación, mientras que Ruibérriz ofreció un legato seductor y muy bien dosificado en sus diversas intensidades, especialmente en el ensoñador segundo tiempo, en el que también desplegó toda una galería de recursos virtuosísticos en los rápidos arpegios y en las diferentes intensidades del staccato.No era fácil el resto del programa, formado por piezas de concurso escritas para poner ante el intérprete todo tipo de exigencias. Ruibérriz triunfó en todas con su sonido moldeado al detalle, su perfecta afinación y su despliegue de virtuosismo. Por su parte, la pianista nos enseñó toda la paleta de colores (gran técnica de pedal) y la sutilidad de su fraseo, combinados con su sentido del ritmo en las piezas a solo de Debussy y de Turina.

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