Fiesta anual de la comunidad teatral de la ciudad y cierre -como es costumbre ya- del Festival Internacional de Teatro y Artes Escénicas de Sevilla (Fest), los Premios Escenarios de Sevilla celebraron anoche una edición, la sexta, en la que Tomar partido, la producción de La Fundición basada en el texto original de Ronald Harwood, dirigida por Pedro Álvarez-Ossorio e interpretada por Antonio Dechent, Roberto Quintana, Rocío Borrallo, José Manuel Poga y Emilio Alonso, consiguió el galardón al mejor espectáculo. La obra, que enfrenta al espectador a un enorme dilema moral en el marco de la Alemania inmediatamente posterior al terrible apogeo del Tercer Reich, se impuso a La Celestina, de Atalaya, y a Ultramarinos, de Mansilla, Navarro y Mora, finalistas de esa categoría.

Precisamente Fernando Mansilla y Luis Navarro fueron los encargados de conducir -junto con Dani Abad- la ceremonia que se celebró en la Sala Cero, ante la presencia de numerosos profesionales de las artes escénicas -entre ellos los críticos de Diario de Sevilla Rosalía Gómez y Alfonso Crespo, integrantes del jurado- que aprovecharon la ocasión para entregar el Premio de Honor a Chus Cantero, coordinador general del Observatorio Andaluz de Economía de la Cultura y el Desarrollo, por "su dilatada trayectoria como gestor cultural tanto pública como privada".

También aprovechó su discurso de bienvenida José María Roca, como presidente de la Asociación Escenarios de Sevilla, la entidad que otorga los premios y que reúne a los espacios de gestión privada de la ciudad, para aportar cifras que invitan más que nunca a la unión de los profesionales: 31% menos de público, y 33% menos de recaudación durante la temporada pasada respecto a la de 2012, y mil puestos menos de trabajo en el conjunto del sector. En su discurso, de marcado tono institucional, Roca reclamó un IVA reducido para la cultura y criticó la política en esta materia de un Gobierno que, de momento, en todo caso, como quien oye llover.

Y si Ricardo Iniesta no obtuvo el premio al mejor espectáculo por su versión de La Celestina, sí logró en cambio el de mejor director de escena, por esta misma producción. Motivos para la alegría tuvieron también Amparo Marín, que ganó el galardón de mejor actriz por su papel en Pequeños crímenes, la obra que se vio en el Teatro Duque-La Imperdible en mayo del año pasado. El de mejor actor fue a manos de Antonio Dechent, protagonista de La voz humana, una obra sobre el amor, la soledad y la desesperación existencial escrita por Jean Cocteau en 1930 y que normalmente había sido interpretada por mujeres.

Es preciso aclarar que esta edición de los premios Escenarios de Sevilla premiaba a las producciones estrenadas entre enero y agosto del año pasado, no durante la temporada entera hasta diciembre, algo que sí ocurrirá ya, esa es al menos la intención declarada de sus organizadores, en la siguiente edición. Por ese motivo, en todo caso, quedaron fuera de la liza todos los espectáculos del pasado Mes de Danza. Sí entraron los de Festival Internacional de Itálica, en el que se pudo ver en julio, en el Monasterio de San Isidoro del Campo, uno de los espectáculos más exitosos de su última edición, tanto que hasta se ampliaron fechas. Fue Lirio entre espinas, de la compañía de Guillermo Weickert, reconocido anoche como el mejor espectáculo de danza.

Dos intérpretes de esta misma obra, Iris Heitzinger y Natalia Jiménez, ratificaron la buena estrella del proyecto al hacerse al alimón con el premio a la mejor bailarina. En este mismo apartado, pero masculino, el galardón fue para Manuel Cañadas, por su interpretación en la obra Oye Yoe: Síndrome de ausencia, una personal recreación de un texto de Samuel Beckett, Eh, Joe. Y por fin, en la categoría de mejor espectáculo infantil, el ganador fue Julia, un viaje teatrástico, una producción de Teatro Clásico de Sevilla, la primera, de hecho, que la compañía concibió específicamente para los más pequeños.