Universo Brahms
XXII Temporada de conciertos de abono. Programa: 'Brahms-Fanfare', de U. Zimmermann; 'Obertura para un festival académico' op. 80; Concierto para violín y orquesta op. 77 y Sinfonía nº 2 op. 73, de J. Brahms . Violín: Renaud Capuçon. Director: Antoni Wit. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Jueves, 3 de mayo. Aforo: Tres cuartos.
En un denso y algo prolongado programa se continuó anoche la integral de la obra orquestal de Johannes Brahms, en esta ocasión de la mano de un desconcertante director, pues Antoni Wit mostró en mi opinión dos caras bastantes contrastadas antes y después de la pausa.
En la primera parte mostró un concepto interpretativo alejado de la densidad y la blandura con la que a veces se abordan estas partituras. Por el contrario, el director polaco optó en la famosa obertura y el concierto de violín por unos tempi más bien vivos y unas agógicas que no dejaban caer el discurso en la languidez y dotaban al fraseo de agilidad. Se permitió, además, aportar una nota de originalidad mediante la inserción de un ritenuto expresivo en el cierre del tema principal del tercer tiempo del concierto, con lo que acentuó aún más el aire saltarín del fragmento. Capuçon, en este sentido, fue fiel cómplice en ahuyentar todo exceso de melosidad mediante la dosificación del rubato y la acentuación, no exenta de una buscada aspereza, de los ataques, de las dobles cuerdas y de los armónicos. Y todo ello con un admirable despliegue de virtuosismo y, sobre todo, de buen gusto.
Por ello extraña más que Wit se dejase ir en la segunda sinfonía, deletreada con generoso rubato y con languidez excesiva menos, quizá, en el más vivo tiempo final.
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