¿Pintó Velázquez a la reina de Hungría?
EL CATÁLOGO DEL PINTOR
La historiadora Mar Doval atribuye el retrato de cuerpo entero de la hermana menor de Felipe IV, propiedad de la Galería Nacional de Praga, al pintor, que lo habría ejecutado en Nápoles hacia 1630
En la escrutada órbita de Velázquez -el pintor sevillano estuvo casi toda su vida en el ojo del huracán, desde que se instaló en la Corte con veintipocos años hasta su muerte- aún hay sitio para las sorpresas. Ocurre así con el retrato de cuerpo entero de la reina María de Hungría, hermana de Felipe IV, que se conserva en el castillo de Děčin (República Checa) como depósito de la Galería Nacional de Praga. Conocido apenas por reproducciones fotográficas, la historiadora Mar Doval Trueba propone ahora su atribución al pincel del genio, quien quizás pudo ejecutarlo hacia 1630 en Nápoles durante los últimos meses de su primer viaje a Italia.
Para llegar a tal conclusión, Doval Trueba se apoya en los valores artísticos del lienzo –en su opinión, el de más calidad entre las diferentes versiones existentes-, y en el relato histórico de su procedencia. Así, según su investigación, la tela formó parte de ese juego de alianzas e intrigas matrimoniales habitual entre las cortes europeas de la época, donde esta infanta española tendría un papel importante tras casarse con su primo Fernando de Habsburgo, por entonces rey de Hungría y de Bohemia y, más tarde, emperador de Austria. De esa unión nacería Mariana de Austria, quien acabaría por convertirse en la segunda esposa de su tío, Felipe IV.
La historiadora sostiene que el retrato atribuido al pincel de Velázquez, y no a su taller como hasta ahora, pudo tratarse de "un posible regalo entre recién casados" y "en la imagen oficial de la nueva reina para sus súbditos". Según su propuesta, la entonces futura reina de Hungría y el pintor coincidieron en Nápoles. Él agotaba su periplo por tierras italianas en aquella ciudad, "donde pintó un lindo retrato de la reina de Hungría", según anota Francisco Pacheco. Ella hizo parada allí en el transcurso de un accidentado viaje hacia Trento, donde debía encontrarse con su esposo. Una epidemia de peste obligó a todo el cortejo real a instalarse por un tiempo en Nápoles.
"Resulta impensable que Velázquez dejara la imagen de una persona de tal categoría en manos de su taller; una vez creada la iconografía, si se necesitaban más copias, sí intervendrían sus ayudantes", argumenta Doval Trueba, quien cree que el retrato de la cabeza de María de Hungría que hoy conserva el Museo del Prado sería el usado por los discípulos como modelo para reproducir la imagen de este personaje de la realeza. "Velázquez regresaría a España con el retrato de pequeñas dimensiones y el grande marcharía a su destino en la capital de Bohemia", añade la historiadora. Ambos cuadros coinciden, además, en el tipo de lienzo y en el uso de cuñas para el bastidor.
En esta línea, Doval Trueba expone que el lienzo ingresó en la Galería Nacional de Praga como bien incautado en 1946 tras pertenecer al linaje del conde de Thun, en la región de Bohemia, desde 1646, año en el que falleció la protagonista de la tela. "Tratándose de la reina de Hungría y de Bohemia, el cuadro se conserva en la capital del que fue su reino, adonde ella se dirigía", aclara la historiadora. Además, en su opinión, la obra tiene más calidad que las otras versiones existentes en la Gemäldegalerie de Berlín, en la Hispanic Society de Nueva York y en la colección Fluxá de Madrid. Todas tendrían como punto de partida el cuadro ahora atribuido a Velázquez.
El lienzo de la Galería Nacional de Praga representa a la infanta de cuerpo entero, con un pañuelo en su mano izquierda y la derecha apoyada sobre el respaldo de un sillón. "Tanto el cabello como la lechuguilla están tratados con la manera suelta fácilmente reconocible en su pincel", expone la investigadora, quien añade: "El vestido, los encajes del pañuelo y las mangas, los brillos del hilo de plata responden a un toque virtuoso de alguien muy diestro en su oficio". Al respecto, Mar Doval Trueba concluye que, en este retrato, Velázquez "plasmaría todos los nuevos conocimientos aprendidos en su primer periplo italiano".
Un aluvión de atribuciones
Poco más de un centenar de lienzos están autentificados en todo el mundo como salidos del pincel de Velázquez. Un limitado número que basta para confirmarlo como uno de los pintores instalados en el podio de la Historia del Arte. De ahí que cualquier hallazgo relacionado con el legado del artista sevillano se convierta de inmediato en un acontecimiento único que genera por igual en el mundo científico fervorosas adhesiones, lógicos recelos e intensos debates.
Así ocurrió con la aparición el año pasado del Retrato de una niña, vendido en la sala Alabarte por su precio de salida en la subasta: ocho millones. La tela, ejecutada hacia 1617, estaría encuadrada en la etapa de formación del pintor, de donde no dejan de salir nuevos ‘velázquez’. Algunos están ya consolidados, como la Inmaculada de Focus, y otros, o siguen en debate, como La educación de la Virgen de la Universidad de Yale, o están por estudiar, como el San Francisco con el crucifijo del Bellas Artes de Sevilla.
Sin embargo, todos los descubrimientos no son exclusivos de su etapa juvenil. El Museo de Bellas Artes de Valencia presentó en abril de 2017 el boceto de una mujer, de perfil y con el seno derecho al aire, que habría sido pintado entre 1629 y 1631. También el Museo del Prado incorporó en diciembre de 2016 un retrato del rey Felipe III, considerado un trabajo preparatorio realizado en 1627 para La expulsión de los moriscos, tela que se perdió en el incendio que destruyó el Alcázar de Madrid en 1734.
Ya en el mundo de las subastas, la casa Sotheby’s sacó a la venta un bodegón presentado como obra del sevillano, quien lo habría pintado entre 1640 y 1642. Sin embargo, las dudas y el precio de este Bodegón de cocina, de 1,3 a 1,8 millones, alejaron a posibles compradores. Mejor suerte tuvo el Retrato de caballero con túnica negra, avalado por Peter Cherry para su venta en la sala Bonhams de Londres el 6 de diciembre de 2011. Su comprador lo consideró "la ganga del siglo" tras desembolsar por él unos 3,5 millones.
Temas relacionados
No hay comentarios