Crítica 'Los chicos del puerto'

Viejas, viejísimas olas

Los chicos del puerto. Drama. España, 2013, 78 min. Dirección: Alberto Morais. Intérpretes: Omar Krim, Blanca Bautista, Mikel Sarasa, José Luis de Madariaga.

Alberto Morais regresa al SEFF con un nuevo ladrillo metafórico sobre la España de hoy (y de ayer, claro). Como su anterior filme, Las olas, pero también como Recoletos (arriba y abajo), de Llorca, o El futuro, de López Carrasco, Los chicos del puerto nos quiere hablar, aquí en clave austera, minimal y pesimista, del país y la memoria histórica, de sus heridas abiertas, traiciones y renuncias, de su presente aciago y su futuro incierto, encarnado en esos tres niños algo autistas que recorren una Valencia fantasmal de no-lugares del pelotazo buscando un cementerio en el que dejar una vieja casaca militar republicana como gran gesto simbólico.

Anclado en modelos del viejo cine de autor, reescribiendo torpemente al maestro Angelopoulos (si antes fue Viaje a Citera, ahora le toca a Paisaje en la niebla), Morais no consigue que sus imágenes denoten o transpiren aquello que parece quedar más claro en la declaración de intenciones que acompaña a su película. Leo a colegas de prestigiosas publicaciones y sus críticas dicen más de la película que lo que la propia película es capaz de articular. A eso lo llamo yo ponerle ganas y entusiasmo.

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