Consciente de la pasión por la ornitología de Juan del Junco, el pintor Ignacio Tovar le expresó a su amigo su curiosidad por las golondrinas que anidaban en su casa. Del Junco, que en un principio pensaba simplemente "hacer unas fotocopias de la información que tuviese", cambió de idea: convertiría esas páginas en el motivo de una obra. "Se trataba de resolver un misterio, y al fin y al cabo eso es el arte", afirma el autor sobre una pieza que percibe como "una metáfora" de su oficio, una representación de la capacidad de la creación para arrojar luz sobre las cosas.

La composición del jerezano es tan sólo una de las paradas del recorrido que el comisario Sema d'Acosta propone en la muestra Mundos propios, la exposición que acoge la Fundación Valentín de Madariaga hasta el 20 de marzo y en la que se deja constancia, a través del trabajo de 24 autores, del estimulante abanico de intereses, tendencias y lenguajes que caracteriza a la actual fotografía andaluza. La selección ha dejado aparte imágenes de corte periodístico, y tampoco incluye a algunos nombres consagrados "cuya obra tiene más que ver con un planteamiento del siglo pasado, y que no reflejaba el momento de hoy, mucho más confuso", apunta D'Acosta.

El especialista ha evitado para la muestra "ese carácter sacramental de exhibir una fotografía como si fuera un cuadro", e "intencionadamente hay obras en proceso, porque no me interesan tanto los estados finales como los estados previos", sostiene. Así, se pueden ver propuestas como la del jiennense Fernando Bayona, que comparte con los espectadores los detalles de una sesión que van desde los pormenores del casting hasta las anotaciones de su agenda: ante los ojos del público va tomando forma una escenografía que culmina en la imagen que se realizó después de todos los preparativos. En la misma sala, el almeriense Paco Peregrín demuestra el campo fértil en que se han transformado los encargos para publicaciones de tendencias. "Dentro de lo que se hace para revistas, la fotografía de moda es la más creativa, la que te permite una expresión más personal, y además difunde tu trabajo a miles de personas", opina el autor ante una serie de expresivos retratos que reflexionan a través de un vistoso atrezzo sobre los conceptos de la máscara y la identidad.

La visión con que algunos creadores se enfrentan al paisaje, la elección de personajes reales o escenarios cercanos para otorgar autenticidad al discurso o la apuesta por la ironía para resaltar el artificio son algunas de las cuestiones a las que se dedican algunas de las salas. La exposición constata que aquel vínculo antiguo de la fotografía con la idea de instantaneidad se ha perdido definitivamente. "La fotografía no es un instante, es mucho más", sentencia D'Acosta. Una serie de Asunción Lozano señala cómo el tiempo transcurrido entre una imagen y otra puede jugar a favor del resultado: una pintada en un muro pierde su significado cuando el crecimiento de una yedra va ocultando el mensaje inicial.

No muy lejos, en la misma estancia, el cordobés Manolo Bautista propone un singular paisaje en el que ha caído una cápsula espacial sobre la que se posa una gaviota. "Hoy con los retoques digitales el espectador no sabe qué es real o que no. A veces el creador tiene que meter un guiño para que se entienda que lo que se ve no es la verdad", argumenta D'Acosta.

Mundos propios supone el primer proyecto expositivo producido enteramente por la Fundación Valentín de Madariaga, que prepara una publicación que aprovechará las investigaciones de esta muestra: una guía de la fotografía andaluza en la que quede de manifiesto el momento próspero que vive.