'Welcome', una reflexión sobre las fronteras

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El realizador galo Philippe Lioret carga contra la leyes francesas que penalizan la ayuda a los inmigrantes indocumentados

'Welcome', una reflexión sobre las fronteras
'Welcome', una reflexión sobre las fronteras
Efe / Madrid

29 de abril 2010 - 17:52

Welcome, la película con la que el cineasta francés Philippe Lioret ha ganado el premio Lux del Parlamento Europeo 2009, cuenta a través de la historia de un joven kurdo, que cruza Europa por amor, el trato inhumano que reciben los inmigrantes, con el objetivo de provocar una reflexión al respecto. "Me gusta tan poco el mundo real que vive hoy Francia que prefiero mantenerme en la ficción; eso sí -señala el director-, siempre con un ojo abierto", porque Lioret también reclama con esta historia que su país retire la ley que prohíbe auxiliar a los ilegales, fomenta la delación e incumple la normativa europea.

"Algún día -ha dicho el director en una rueda de prensa celebrada en Madrid para presentar su película- habrá que llevar a los gobiernos (europeos) a los tribunales por crímenes contra la Humanidad. O no es un crimen meter a un chico en un avión y devolverlo a Kabul, donde le esperan dos tiros", argumenta Lioret. La película, protagonizada por un excepcional Vincent Lindon, y los desconocidos y fascinantes hermanos Ayverdi, Firat y Derya, franceses amateurs hijos de inmigrantes, pone el dedo en la llaga: el riesgo por ayudar a un ilegal son 5 años de cárcel y una multa de 30.000 euros.

Bilal (Firat) es un chico kurdo de 17 años que lleva tres meses viajando desde Iraq con la esperanza de llegar a Londres, a donde ha emigrado la familia de su novia, Mina (Derya). Atraviesa Europa, pero en Calais, el punto más estrecho del Canal de La Mancha -32 kilómetros de mar-, Bilal descubre que las autoridades francesas y británicas le impedirán a toda costa llegar a su destino; igual le sucede a centenares de personas que malviven en el puerto, algunos, antiguos conocidos suyos. Aunque no nada muy bien, decide que cruzará el Canal a nado y librará a su novia de una boda pactada.

Con ese objetivo acude a una piscina y contrata a Simon, un entrenador de natación (Vincent Lindon) que en ese momento pasa el calvario personal de divorciarse de su mujer (Audrey Dana), una voluntaria que alimenta a los ilegales a pesar de la prohibición del Estado, a la que aún ama.

Estas dos historias de amores "contrariados, que se dan de bruces contra el mundo", explica el director, le sirvieron para meter a los espectadores en la piel de los personajes y "conmoverlos", igual que les pasó -recuerda- a los eurodiputados que vieron la película. Se dio cuenta, ha indicado en la rueda de prensa, de que Calais era "la frontera mexicana" de Europa. Se documentó "muchísimo"; hizo entrevistas, vivió con los inmigrantes e hizo amigos, y asume que después de ese proceso su percepción de la inmigración ha cambiado.

Lioret, parisino de 54 años, está convencido de que no sólo Francia incumple las normativas europeas; cree que el electoralismo y la falta de visión global del mundo hará sufrir mucho a las personas que abandonen su hogar en busca de una vida mejor, pero las trabas no lograrán detenerles. Por eso, su película -"que es todo menos comercial", dice, y recuerda que el primer cuarto de hora es en kurdo con subtítulos- es "un homenaje a todos estos chicos que arriesgan la vida".

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