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ORQUESTA SINFÓNICA CONJUNTA & ZAHIR ENSEMBLE | CRÍTICA

Sevilla y América unidas por la Música

Labourdette, la OSC, el Zahir Ensemble y Juan García Rodríguez.

Labourdette, la OSC, el Zahir Ensemble y Juan García Rodríguez. / Federico Mantecón

Es bien sabido que Sevilla es tierra de dualidades, ya sea de afición balompédica, ya sea de advocaciones cofrades, ya sea de preferencias cerveceras. Y también lo es en materia musical, porque al igual que es uno de los centros nacionales de referencia en Música Antigua, lo es asimimismo en lo que a Música Contemporánera se refiere. Y baste observar lo que ha ocurrido esta misma semana, en la que si se ha presentado la cuadragésima edición del Femás, también se ha asistido a dos acontecimientos señalados de Música Contemporánea de la mano de dos grupos señeros y referenciales.

Tras el concierto del Taller Sonoro, les ha tocado ahora al Zahir Ensemble y a la Orquesta Sinfónica Conjunta traernos dos obras esenciales del último medio siglo procedentes de la otra orilla del Atlántico.

Juan García Rodríguez, con un nutrido conjunto de percusión y dos pianos, abordó la Cantata para América mágica de Ginastera desde el sentido profundamente telúrico y volcánico de su música. Con una sobresaliente claridad y minuciosidad en su manera de dirigir, sostuvo el pulso tenso y misterioso de esta música, con momentos espectaculares como el arranque de la quinta parte, o tan delicados como la cuarta sección. Contó para ello con una impresionante Natalia Labourdette, de timbre penetrante y una capacidad inmensa de transmitir fuerza y emoción con su fraseo, igualmente cincelado en los enérgicos staccati o en una linea cantable delicada. Y con saltos interválicos inesperados, brillantes y precisos.

En la Grand Pianola Music de Adams García mostró su maestría a la hora de administrar las dinámicas y de clarificar las texturas en un tejido lleno de color cambiante. Contó con las pretaciones inmejorables de instrumentistas, pianistas y voces femeninas. Un momento especialmente cincelado fue el de la emergencia en la segunda parte del tema, casi un himno, en los dos pianos y descompuesto con minuciosidad a continuación por los vientos y la percusión, siendo en todo momento reconocible la esencia de la melodía bajo el chisporroteo del conjunto. 

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