Andrés Marín recuerda a Vicente Escudero en la inauguración del Festival de Itálica
El espectáculo 'Recto y solo' del bailaor sevillano inaugura la muestra esta noche, en el Cortijo de Cuarto de Bellavista, en una velada que contará también con la presencia de La Piñona con espectáculo 'Lucía en vivo'
Junio se llenará de danza gracias al Festival Internacional de Itálica
Como suele hacer cada dos años, la Diputación Provincial de Sevilla ha acogido a la prensa para presentar el espectáculo inaugural de una nueva edición del Festival de Itálica, una cita que aporta este año algunas novedades entre las que se encuentra su adelanto en el calendario (la programación llegará únicamente hasta el próximo 28 de junio), así como la separación de los espectáculos en dos bloques, los de la primera quincena en el Cortijo de Cuarto y los de la segunda en su sede natural, el Teatro Romano de Itálica de Santiponce.
Como su nombre indica, Recto y solo es un trabajo unipersonal del bailaor sevillano Andrés Marín, Premio Nacional de Danza, Giraldillo de la Bienal de Flamenco de Sevilla y, sobre todo, un artista singular y de larguísima trayectoria, siempre fiel a sí mismo y a sus raíces flamencas.
Acompañado únicamente por la guitarra de Pedro Barragán, este trabajo nació en el Centro García Lorca de Granada, pero luego se ha visto en muy pocas ocasiones y siempre en teatros o festivales extranjeros, como el de Nimes, donde lo vio el director del festival, Pedro Chicharro, y allí mismo decidió que tenía que invitarlo de nuevo a Itálica ya que, según afirmó, “Andrés Marín es un bailaor que admiro mucho. Me encanta su forma especial de hacer vanguardia, de salir de las zonas de confort y arrastrarnos a otros lugares, y este trabajo, en el que canta, baila e interactúa con el público y con algún que otro objeto, creo que es el espectáculo más completo que le he visto”.
La pieza está dedicada al bailaor vallisoletano Vicente Escudero, un artista tan singular e inclasificable como el propio Marín, aunque afirma el sevillano que “no he querido en ningún momento imitarlo, entre otras cosas porque cada uno tiene su propio cuerpo y resultaría muy difícil hacerlo. Mi propuesta es casi autobiográfica y muy sobria, realmente austera. Yo he mirado al personaje de Vicente para ver en realidad quién soy yo y averiguar lo que nos une. Lo cierto es que siempre me han interesado las diferentes capas de su mundo, no solo de su baile. Los dos somos autodidactas y, como él, el flamenco ha sido mi escuela. También he intentado siempre, como él hizo, rodearme de personas que me nutran en las parcelas que no domino, en la pintura, en el arte en general…”
Respecto al baile, Marín señala “la verticalidad que compartimos. En una ciudad tan barroca como Sevilla, con tantas curvas, yo soy un bailaor muy vertical (de ahí el recto del título) y, como Escudero, muy irracional; toda la vida lo he sido, cosa que me ha acarreado más de un disgusto. Es cierto que soy Premio Nacional de Danza, pero no tengo una carrera de danza detrás, como tampoco la tuvo Escudero. Él era imperfecto e irracional, pero te atrapaba, y como yo amaba el cante, y experimentar a partir de la tradición. También hay una parte burlesca suya que me gusta, aunque él no la tomaba mucho en serio”.
Hay que recordar, en efecto, que Escudero, que comenzó interpretando a Carmelo en la versión de La Argentina de El amor brujo, estrenada justamente hace cien años, terminó encarnando el personaje del Espectro en otras versiones, con un baile muy cercano a la pantomima.
En Recto y solo, Andrés Marín, canta además de bailar. Una faceta con la que disfruta y que ha mostrado ya en otras ocasiones. De hecho, no descarta, dijo, “grabar un disco de cantes y de pies”.
Recto y solo se presentará mañana, 3 de junio, por noche en el patio central del Cortijo de Cuarto a las 22:30, pero antes, como para abrir boca, a las 21:30 en otro de los patios, una intervención más breve pero no de menor categoría será la encargada de recibir al público y de hacer que deje fuera del recinto las prisas y las preocupaciones de la jornada. Se trata de una versión reducida del espectáculo de La Piñona, Lucía en vivo. Un trabajo que ella misma define como concierto bailado y que tuvo su estreno absoluto hace pocos meses en el Festival de Jerez. Con ella estarán Manuel Pajares al cante, Ramón Amador a la guitarra, Juanfe Pérez al bajo y Javier Rabadán a la batería.
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